TOLUCA, Edomex., 21 de agosto de 2025.- En un momento en que la depresión, la ansiedad y la fatiga emocional afectan a un gran número de personas, la experta en nutrición, directora y fundadora de Bienesta Medical Center, Nathaly Marcus, explica que la relación entre los alimentos y el bienestar mental es un tema cada vez más relevante para la ciencia.

Recientes estudios de prestigiosas universidades como Warwick, Harvard y Columbia, así como de la Revista Británica de Psiquiatría, revelan un fuerte vínculo entre ciertos alimentos y el riesgo de padecer depresión.

Los culpables están en tu plato

  • Grasas saturadas y trans: una dieta alta en lácteos, comidas fritas, mantequillas y dulces, aumenta en 48 por ciento la probabilidad de síntomas depresivos, según la Universidad de Navarra
  • Azúcares y carbohidratos refinados: el consumo de pan blanco, donas, refrescos y bebidas azucaradas, provoca picos y caídas de glucosa en la sangre que afectan el estado de ánimo
  • Refrescos de dieta y bebidas energizantes: la cafeína y los endulzantes artificiales que contienen, reducen los niveles de serotonina, un neurotransmisor clave para el buen humor
  • Carne roja y embutidos: su consumo frecuente se asocia con un mayor riesgo de depresión en ciertas personas

La fórmula del bienestar mental

El cerebro es un órgano extraordinariamente sensible que requiere una nutrición específica. La producción de neurotransmisores como la dopamina -relacionada con la motivación- y la serotonina -responsable de la calma y el buen humor-, depende directamente de los nutrientes que se obtienen de los alimentos.

Por lo tanto, un simple cambio de hábitos puede marcar la diferencia, ya que aumentar el consumo de frutas y verduras no solo mejora la salud física, sino que incrementa los niveles de felicidad y satisfacción.

Datos que impactan

Estos datos revelan una preocupante realidad para el centro del país, donde la depresión y los trastornos alimentarios afectan a una porción significativa de la población. Las estadísticas obligan a reevaluar la relación con la comida y reconocer que cada elección alimentaria, tiene un impacto directo en la salud física y mental. No se trata solo de nutrición, sino de una nueva perspectiva de autocuidado que podría ser clave para el bienestar emocional de miles de mexicanos.