En julio de 2025, el Consejo Nacional dio luz verde a la creación de los comités. Simultáneamente, se lanzó una campaña para reclutar a ocho millones de personas, con la idea de afiliar y credencializar a la base partidista.

La presidenta del partido, Luisa María Alcalde, aseguró que la organización de comités busca defender la transformación, reforzar la militancia desde lo local y asegurar que el movimiento no se reduzca a una opción electoral coyuntural. De hecho, se creó la figura de siete mil 72 mentoras y mentores encargados de acompañar y hacer rendir cuentas en promedio por cada 10 secciones electorales.

Esta estrategia representa el fortalecimiento de la estructura de base, convirtiéndose en
una red organizada hasta el último rincón del país que pueda impulsar una comunicación directa con la ciudadanía, promover la participación política, difundir el periódico Regeneración y recoger la preocupaciones territoriales. Es una forma de institucionalizar la presencia del partido en cada comunidad electoral.

¿Existe algún riesgo en esta estrategia?, uno de ellos seria agrupar la toma de decisiones. El involucramiento directo de altos liderazgos en cada comité podría convertirlos en transmisores de una línea desde arriba, en lugar de espacios de deliberación ciudadana autónoma.

La apuesta de Morena por los comités seccionales constituye una jugada estratégica de alta envergadura. Por un lado, es un intento legítimo de reconstruir estructuras de base, reactivar la militancia y consolidar la organización; por el otro, representa el riesgo de una estructura rígida, centralizada y poco permeable al disenso interno.

El reto será, entonces, demostrar que su visión de partido-movimiento puede coexistir con pluralidad interna y diversidad de voces.