Sobre la elección de ministros, magistrados y jueces del poder judicial celebrada el pasado 1º de junio, no tengo nada más que agregar. La opinión que me corresponde, la escribí en mi anterior columna. Hoy los resultados saltan a la vista. Nueve de cada diez mexicanos decidieron no ser parte del ejercicio de manipulación del poder judicial operado desde elgobierno morenista.

Entre quienes votaron, la cantidad de boletas anuladas y las que quedaron en blanco también afectaron los resultados esperados por morena.

En México, los tres poderes de la unión que fueron el basamento principal de la Reública, quedaron atrás: Poder Ejecutivo, Legislativo yJudicial, son solo instrumentos de quienes gobiernan para favorecer sus intereses, al margen de los beneficios de la sociedad. 

Nada puede justificar la destrucción del poder judicial, menos aún, cuando conlleva el inevitable aumento de vulnerabilidad de los ciudadanos ante el poder y la ley. 

Por si esto fuera poco, vivimos tiempos de inseguridad y violencia sin precedentes, aumento de extorciones en todos los niveles en el país, inocultable avance del control territorial de grupos delictivos, así como una creciente desconfianza en ministerios públicos y jueces. Con la farsa electoral del pasado 1º de junio, sepultaron el estado de derecho de la nación y la República.

En los últimos siete años, morena ha disminuido la influencia y poder de las diversas organizaciones de la sociedad civil, se ha ocupado de eliminar instituciones de vigilancia de la actuación del gobierno, han terminado con la transparencia de la administración y del propio INE, ahora, sincontrapesos sociales e institucionales, la opacidad,reina a sus anchas, en perjuicio de la ciudadanía.

En los últimos años, el gobierno refiere únicamenteal “pueblo” como su origen y destino, políticamente suena bien, sin embargo, las autoridades siempre excluyentes, no se comunican con los ciudadanos,menos hacia la sociedad de la que somos parte. 

Cuando el gobierno refiere a sus opositores, no lo hace construyendo puentes para el dialogo, por el contrario, si, con desprecio y denostación.

Un gobierno que excluye, que no escucha, que nodialoga con sus contrapartes, es autoritario y necio, porque no consensa ni corrige, ni siquiera cuando comete graves errores que perjudican a la sociedad.

Ejemplo claro de esta forma de gobernar se refleja en la resiente destrucción del poder judicial. El gobierno, prefiere recurrir a la posverdad, a la mentira, a la manipulación de la información, así como también, a la siempre grotesca descalificación de las voces que se atreven a mostrar posturas contrarias a la del gobierno, a pesar de los peligros y dificultades que esta osadía conlleva. 

Ante la muerte del Poder Judicial, 2027 presenta una oportunidad para los ciudadanos en movimiento, de rescatar el contrapeso más poderoso que podemos tener los ciudadanos en el Congreso de la Unión.