La democracia mexicana se encuentra en un momento decisivo. La reforma electoral propuesta por la presidenta Claudia Sheinbaum es más que oportuna: es pertinente e impostergable para revitalizar nuestras instituciones democráticas y fortalecer la calidad de nuestra vida pública.
La reforma, inspirada en el mandato de cambio expresado por la ciudadanía en las urnas, busca impulsar una reingeniería político electoral retomando así la senda de la transformación que quedó pendiente en años anteriores. No se trata de debilitar a las instituciones electorales, sino de renovarlas para que estén a la altura de los nuevos tiempos:
Más eficientes, incluyentes y verdaderamente al servicio del pueblo. Como actor político de la lucha democrática desde 1988, sostengo que actualizar las reglas de representación, organización y diseño electoral es necesario para fortalecer nuestra democracia y fomentar una ciudadanía más participativa.
En la encrucijada histórica que vivimos, apoyar una reforma electoral profunda y democrática es apostar por el porvenir de México. Renovar las instituciones no significa abandonarlas, sino darles nueva vida y legitimidad.
Firmemente creo, que fortalecer la democracia es el legado más valioso que podemos construir. La reforma electoral en curso es una invitación a hacerlo juntos: gobierno y sociedad, mano a mano, para transformar nuestras instituciones y asegurarnos de que cada voto cuente y cada voz importe.
Si logramos un sistema electoral más representativo, transparente y participativo, habremos dado un paso gigante hacia la democracia plena que México merece. Esa es la visión y el espíritu de esta reforma. Atrevámonos a cambiar para mejorar, con la convicción de que una democracia renovada es la base de un país más libre, más equitativo y unitario.
Es hora de consolidar la democracia que soñamos: una democracia vibrante, incluyente y en constante perfeccionamiento. No hay desafío más noble ni urgente. Por ello, expreso mi respaldo decidido a esta reforma y convoco a todos los demócratas comprometidos a sumarse a este esfuerzo histórico. México exige y merece este paso adelante. Fortalezcamos juntos nuestra democracia hoy, para heredar a las próximas generaciones un país más participativo, justo y democrático.
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