Un consumo moderado de estos frutos secos —alrededor de 14 gramos diarios— ha demostrado reducir el riesgo de obesidad y contribuir a mantener un peso saludable. Además, las grasas insaturadas presentes en estos alimentos ayudan a disminuir los niveles de colesterol LDL, considerado como “colesterol malo”.

Las nueces, por su alto contenido de ácidos grasos omega-3, favorecen el funcionamiento del corazón, mejoran la circulación y estabilizan los ritmos cardiacos. Por su parte, las almendras aportan vitamina E, antioxidante que protege las arterias de la acumulación de placa.

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