MÉXICO, Estado de México., 14 de agosto de 2025.– En las últimas semanas, familias del Estado de México (EMX) han encendido las alertas por el desabasto de vacunas en hospitales públicos y privados, especialmente de la BCG —que protege contra la tuberculosis— y la del sarampión. Padres de recién nacidos relatan que, al acudir a sus unidades médicas, se encuentran con una respuesta repetida: “no hay dosis disponibles, tendrá que esperar”.
Esta situación ha obligado a muchos a programar citas con semanas o incluso meses de anticipación para asegurar la aplicación, generando preocupación ante los riesgos que implica no vacunar a tiempo.
El alcance del desabasto de vacunas en Edomex
El problema no se limita a una clínica o municipio: en distintas localidades del Estado de México (EMX) se repite el mismo panorama. Reportes ciudadanos indican que tanto hospitales del sector público como privados enfrentan dificultades para garantizar la disponibilidad inmediata de dosis, sobre todo para bebés recién nacidos.
De acuerdo con testimonios, algunas familias optan por buscar en municipios vecinos o incluso en otras entidades, pero en muchos casos la escasez es generalizada.
¿Por qué es tan importante la vacuna BCG?
La BCG es fundamental en la primera etapa de la vida, ya que protege contra las formas graves de tuberculosis, una enfermedad que puede ser mortal en bebés y niños pequeños. La Organización Mundial de la Salud recomienda su aplicación preferentemente en las primeras semanas de vida, ya que la protección temprana es clave para prevenir complicaciones.
El retraso en la aplicación de esta vacuna expone a los menores a un riesgo innecesario, sobre todo en comunidades con mayor vulnerabilidad o con acceso limitado a servicios médicos especializados.
Causas detrás del desabasto de vacunas
Aunque muchos padres apuntan a la Secretaría de Salud del Estado de México (EMX) como la principal responsable, el origen del desabasto de vacunas es más complejo. Fuentes del sector salud explican que el problema se debe en gran parte a retrasos en la producción y distribución por parte de las farmacéuticas, así como a procesos burocráticos que pueden demorar la liberación de lotes.
A esto se suman las exigencias de registro sanitario que, según especialistas, pueden tardar varias semanas. Durante ese tiempo, las dosis no pueden ser distribuidas, aun cuando estén fabricadas. Este escenario crea un cuello de botella que termina afectando la cobertura de vacunación.
Consecuencias de no vacunar a tiempo
El impacto de la falta de vacunación temprana no se limita a una etapa de la vida. En el caso del sarampión, por ejemplo, el retraso en la aplicación puede provocar rebrotes en comunidades que llevaban años sin casos. En el caso de la tuberculosis, la ausencia de la BCG deja a los bebés vulnerables ante una enfermedad de alto riesgo.
Pediatras consultados advierten que, aunque se pueda aplicar la vacuna de forma tardía, cada semana sin inmunización aumenta la posibilidad de contagio, especialmente si el menor está expuesto a entornos con alta incidencia de enfermedades respiratorias.
La programación de citas, la única solución temporal
Ante el desabasto de vacunas, muchas clínicas han optado por elaborar listas de espera. Los padres deben registrar a sus hijos con anticipación y esperar una llamada para recibir la dosis cuando esta llegue. Sin embargo, esta medida no garantiza la aplicación inmediata ni uniforme en todo el Estado de México (EMX).
Algunos hospitales privados ofrecen la alternativa de comprar la vacuna de forma independiente, pero incluso en ese sector la disponibilidad es limitada y los precios pueden ser elevados, lo que deja fuera a muchas familias de bajos recursos.
Un llamado a la acción coordinada
La escasez de la BCG y otras vacunas infantiles no puede abordarse únicamente desde la logística local. Expertos en salud pública insisten en que se necesita un plan coordinado entre autoridades federales, estatales y fabricantes para garantizar el abasto constante.
Mientras tanto, padres y madres continúan a la espera de una solución definitiva, conscientes de que el tiempo juega en contra cuando se trata de proteger la salud de los más pequeños.