TOLUCA, Edomex., 16 de julio de 2025.– En el corazón del Estado de México, el arte en metal cobra forma con fuego, fuerza y herencia. Cada chispa y golpe de martillo que resuena en los talleres artesanales da vida a piezas que no solo son funcionales, sino también portadoras de historia, cultura y orgullo comunitario.
Lejos de ser una actividad meramente decorativa, la metalistería mexiquense representa un legado vivo que conecta generaciones. Hoy, más de mil 400 maestras y maestros artesanos mantienen esta tradición con creatividad y maestría, moldeando hierro, aluminio y latón en objetos que enaltecen el patrimonio cultural del estado.
El arte en metal, una tradición en constante evolución
La metalistería es una de las 13 ramas artesanales que impulsa el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), y destaca por su riqueza técnica y estética. Entre los productos más emblemáticos se encuentran faroles, espejos, candeleros, utensilios de cocina, muebles, figuras religiosas y piezas de herrería decorativa.
Cada objeto es el resultado de un trabajo minucioso que combina técnicas ancestrales como la forja, el martillado y el repujado, con una visión contemporánea que permite adaptarse a las necesidades del mercado actual sin perder la esencia artesanal.
Municipios donde el arte en metal florece
Almoloya de Juárez, Tejupilco, Huixquilucan, Ecatepec, Chalco, Papalotla, El Oro, Zinacantepec y Toluca son algunos de los municipios que concentran gran parte de esta actividad. En ellos, un total de 1,476 personas artesanas, entre ellas 612 mujeres y 864 hombres, dan continuidad a este oficio que combina fuerza física, sensibilidad artística y sabiduría transmitida por generaciones.
El trabajo no se limita a talleres individuales. Muchas comunidades han conformado colectivos o cooperativas, donde se comparte el conocimiento, se promueve la comercialización y se fortalece la identidad local a través del arte en metal.
Hierro, latón y aluminio: materiales con alma mexiquense
Cada metal tiene una personalidad propia. El hierro, por ejemplo, es protagonista en la fabricación de estructuras robustas como faroles, rejas y macetas. El latón se utiliza principalmente para crear objetos religiosos y ornamentales, por su brillo dorado y maleabilidad. Por su parte, el aluminio destaca por su ligereza, lo que permite una gran variedad de formas y técnicas como la fundición y el repujado.
En todos los casos, el valor agregado no está solo en el material, sino en el toque humano que transforma una lámina fría en una obra cálida y significativa.
Forja viva: la técnica detrás de la belleza
Una de las técnicas más apreciadas en este campo es la herrería artística forjada, que consiste en calentar el metal hasta volverlo maleable y luego moldearlo a golpe de martillo o con prensa. De este proceso nacen desde sencillos ganchos hasta espectaculares lámparas, espejos o marcos que embellecen hogares y espacios públicos por igual.
Cada pieza es única, reflejo del ingenio de quien la crea y testimonio del esfuerzo físico y emocional detrás de su elaboración.
Reconocer el arte en metal es fortalecer la identidad cultural
La Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México ha reconocido este oficio como parte del patrimonio intangible de la entidad. Fomentar su consumo, ya sea en ferias, tiendas especializadas o mercados locales, no solo impulsa la economía de cientos de familias, sino que también contribuye a preservar la identidad mexiquense.
Comprar una pieza de arte en metal es mucho más que adquirir un objeto decorativo: es llevar a casa un pedazo de historia, un fragmento de tradición y un tributo al talento que transforma el metal en arte.