
Reseñas de Rímel:
-Entre propuestas nunca aplicadas por el gobierno del que emana el candidato priísta, la evasión de “ya saben quién”, la capacidad histriónica del independiente y las respuestas concretas de Anaya, el segundo debate presidencial.
#PensemosElFuturo
¡Tengan excelente semana, amig@s de Quadratín!
Con un formato novedoso e interesante, que implicó la participación del público local a través de una selección de sus planteamientos realizada por los moderadores, este domingo 20 se realizó el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia de la República.
Igual que en el primer ejercicio, los candidatos mostraron su verdadero tamaño, ahora en materia de comercio exterior, seguridad fronteriza y derechos de los migrantes.
El candidato del PRI-gobierno se dedicó a plantear una serie de propuestas que no son del todo despreciables, pero nadie se explica por qué no fueron implementadas durante la administración de Calderón o Peña Nieto, donde el candidato Meade tuvo un papel preponderante e influyente en el gobierno.
Por su parte, el candidato de Morena, por momentos divertido, por momentos ingenuo y por momentos irascible, sigue siendo el campeón de la evasión; como siempre, ahora ante los planteamientos del público y de los moderadores, se dedicó a dar respuestas muy generales, a hacer promesas sin ton ni son, y a evadir explicaciones sobre cómo hará para cumplirlas o dar respuestas concretas.
El candidato independiente mostró nuevamente su capacidad histriónica, pero con propuestas poco novedosas o absurdas; parece creer que los mexicanos desconocemos el desastre en que tiene imbuido al estado de Nuevo León.
Y, con toda franqueza, el candidato Ricardo Anaya es el único que parece continuar en la línea de las propuestas concretas, realizables y creíbles, como retomaré:
Lo cierto es que los tres problemas se encuentran cada vez más interrelacionados. Por ello, en primer lugar se requiere una política exterior más digna y dura frente al gobierno de Donald Trump para estar en posibilidad de ser tomados en serio.
En segundo lugar, la renegociación del TLCAN debe incluir no sólo temas mercantiles o temas que interesan al señor Trump, sino también los que interesan a México. Así, el tratado debe incluir aspectos como seguridad fronteriza, derechos migrantes mexicanos y una política conjunta para apoyar el desarrollo de nuestros hermanos de Centroamérica. De otra manera, la migración mexicana continuará y la centroamericana crecerá.
En tercer lugar, ya sea que logremos renegociar el tratado o no, se requiere fortalecer el mercado interno, por lo que en la coalición Por México al Frente proponemos un programa de desarrollo de infraestructura y desarrollo industrial que detonen nuestra economía interna.
En cuarto lugar, es evidente que debemos orientar el comercio exterior hacia otras latitudes para reducir nuestra dependencia con respecto a las economías del norte.
En quinto lugar, se requiere combatir la corrupción en las aduanas y el Instituto Nacional de Migración mediante la incorporación de las herramientas tecnológicas que ya utilizan otros países. De no ser así, no habrá tratado ni programa de seguridad fronteriza que funcione.
En sexto lugar, se debe generar crecimiento económico para abatir el hambre y la pobreza, proveer de oportunidades a las familias, a las comunidades y a las personas para que se desarrollen plenamente, sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras.
No existe ningún país que haya salido de la pobreza con programas sociales asistenciales. El consenso está en que la economía mexicana no ha crecido lo suficiente durante décadas, pero no lo existe respecto del cómo.
Tenemos que atender a nuestros pobres, pero también se requiere generar un círculo virtuoso inversiones-empresas-empleos, aumentando sustancialmente las inversiones públicas para promover más pequeñas y medianas empresas, que son las que generan más empleos.
En séptimo lugar, necesitamos aumentar gradual, pero sustancialmente, los salarios de nuestros trabajadores para generar un círculo virtuoso que provoque mayor consumo, mayor pago de impuestos, inclusión social y sostenibilidad.
Solo entonces podremos contar con fronteras seguras, abatir el crimen transnacional y los derechos de los migrantes mexicanos y de los migrantes que pasan por México.
En cualquier caso, resulta muy difícil creer que ello vaya a ocurrir por Decreto presidencial, quien sabe cómo, que todo se arreglará solito cuando un partido llegue al poder, y que basta con tener fe en su líder.