Balazos en el pie
Hablar del Teletón, es como hablar de la discapacidad una vez al año, por una parte vemos una publicidad apoyada por un monstruo como es televisa, en el que, en lo personal, observo mucho entusiasmo para dirigirse a todas las personas que deseen aportar de buena voluntad dinero para la creación de nuevas instalaciones dedicadas, nos dicen, a atender a todos los menores con alguna discapacidad y mejorar su calidad de vida.
Alrededor de este tema, nos encontramos con miles de opiniones encontradas, ya que no faltan las personas que han dejado de creer en ese proyecto, pues no les parece que los dueños se vean beneficiados en su pago de impuestos, más en esta ocasión, no es mi objetivo plantear si se benefician o no. El asunto que me mueve es analizar la otra parte, el mundo de la discapacidad que lamentablemente está desatendida.
No nos gusta el Teletón, pero y entonces ¿quién se está haciendo verdaderamente cargo de los niños con discapacidad?, algunas personas dirán: yo conozco a una amiga que estuvo en lista de espera mucho tiempo y al final no la atendieron, creo es sólo para gente con palancas. Es posible que no atiendan a todos, porque la demanda créanme es muy grande.
Otros podrán decir, pero tenemos los CAM y para quienes no lo sepan, les comento que son los Centros de Atención Múltiple de la Secretaría de Educación Pública, cuyo objetivo es escolarizar a aquellos alumnos y alumnas que presentan necesidades educativas especiales asociadas con discapacidad múltiple, trastornos generalizados del desarrollo o que por la discapacidad que presentan requieren de adecuaciones curriculares altamente significativas y de apoyos generalizados y/o permanentes, a quienes las escuelas de educación regular no han podido integrar por existir barreras significativas para proporcionarles una atención educativa pertinente (SEP).
Suena bastante bien. Pero si se cuenta con un servicio de esta índole entonces, ¿por qué existe el Teletón? Y ¿por qué vemos tantas pequeñas asociaciones e instituciones de atención privada, que con muy pocos recursos, la mayoría de ellas, y a iniciativa de algunos padres de familia que tienen hijos con discapacidad, buscan una mejor atención para sus pequeños?
La verdad es que, en cuestión de atención a la discapacidad, estamos en la calle de la amargura, es muy doloroso ver cómo tanta gente, que no tiene otra opción, porque son familias con escasos recursos, algunas de ellas con más de un hijo en estas condiciones, no hay más que llevarlos a un CAM.
Y si digo “no tienen otra opción”, es porque los CAM, tristemente no cuentan con la infraestructura necesaria ni mucho menos con personal calificado para su atención.
La verdad es que en estos centros, falta mucho por hacer, aún nos encontramos con que los niños no están clasificados de acuerdo a su discapacidad, podemos ver en un salón a niños con síndrome de Down de diferentes edades, trabajando manualidades con otros que presentan una discapacidad distinta, como por ejemplo autismo, todos haciendo lo mismo.
Para quienes tengan conocimiento en este sentido, coincidirán conmigo con que esto no puede ser, porque no se están atendiendo las necesidades específicas de esos alumnos, y como éste podría mencionar miles de ejemplos, convirtiéndose este servicio, para muchos alumnos, en sólo una especie de guardería.
Si a esto le sumamos que hay una edad límite para contar con este servicio, y después de esto ya no hay nada más para ellos, aun cuando algunos estén en un CAM que tenga “capacitación laboral”, haciendo pan o algunas otras actividades que tienen para esta área, para que tengan la oportunidad de ¿poner una panadería?, ¿con qué recursos? si la mayoría pertenecen a familias que apenas tienen lo mínimo para sobrevivir.
La discapacidad, para muchos de ellos es una condición que durará toda su vida, ¿qué pasará con ellos cuando tengan que abandonar estos centros? Lamentablemente, es una pregunta que aún no tiene respuesta.