Balazos en el pie
Mucho se ha criticado el surgimiento de los grupos de autodefensa o las policías comunitarias en varios estados de la República, pero a pesar de la indiferencia de las autoridades y los ciudadanos, estos grupos han tenido el valor para enfrentar la delincuencia que día a día se vive en sus comunidades. Cansados de ser hostigados, extorsionados e incluso ver morir a muchos de sus familiares o vecinos, La Mayoría Silenciosa prefirió tomar las armas para defenderse de estos grupos delictivos pese a sufrir persecución y poner en riesgo su vida.
Me asombra leer cómo relatan, que ellos estaban dispuestos a seguir pagando las cuotas que les eran exigidas por los delincuentes, pero lo que ya no toleraron fue que empezaron a abusar de sus mujeres. Lo cual detonó una organización para armarse y expulsar de sus comunidades a los delincuentes ante la indiferencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Es increíble que los gobiernos puedan mentir tanto tiempo, para no aceptar su incapacidad de velar por la seguridad de los ciudadanos, negar el problema no ayuda a resolverlo, esconder las estadísticas no nos lleva a ningún lado, decir que son hechos aislados es lo más torpe que pueden argumentar cuando los ciudadanos saben la realidad, es más, la dan a conocer a través de las redes sociales.
Lo menos que pueden hacer por las policías comunitarias es apoyarlos, darles la información y el apoyo necesario para confrontar a los narcos y extorsionadores, las autoridades cuentan con mayor tecnología pero no la usan, o en su caso, encerrar a los narcos que vayan deteniendo en los enfrentamientos para evitar que las autodefensas no caigan en excesos de justicia propia.
Si han cerrado los ojos ante el avance de grupos delictivos, bien pueden cerrarlos ante las posibles violaciones de los ciudadanos que han tomado las armas para defenderse, tomando en cuenta que hay muchas comunidades, municipios y hasta estados en donde no se vive un Estado de Derecho, aquí se aplican las reglas de guerra.
Sin embargo, si existe algo más triste que la indiferencia del gobierno es la indiferencia de la misma población, mucha gente critica a los grupos de autodefensa, sin analizar si este método puede ayudar a terminar con la delincuencia que se vive en las comunidades de los estados; los toros se ven bien detrás de la barrera, dirán nuestras abuelas. Al contrario, muchos de La Mayoría Silenciosa se la pasan compadeciéndolos, ‘pobrecitos ya viste lo que les hacían’; como si alguno de nosotros estuviera muy lejos de ese tipo de situaciones.
Pero como lo he comentado fuerte y quedito, mientras estemos en la zona de confort nadie hará nada para organizarse, exigir a las autoridades cumplan con su tarea de cuidar a los ciudadanos, expulsar a los delincuentes de nuestras colonias y comunidades. Hasta que el agua nos llegue al cuello tomaremos las armas y, ahora sí, a ver de a cómo nos toca. Somos extremistas.
Lo peor es que los grupos delictivos y narcotraficantes lo saben, podemos estar viendo cómo matan al vecino y no haremos nada para evitarlo, ellos nos han puesto a prueba, saben que tienen el control, nosotros el miedo y la tolerancia, hasta la humillación, después de cruzar esa línea, ya veremos.
Por lo pronto, los narcotraficantes han determinado enfrentar a las personas que integren estos grupos ante la presencia pasiva de las fuerzas del Estado, no importa quién mata a quién, las fuerzas del orden son simples espectadores. Vaya desconocimiento de la ley, “el Estado tiene el uso exclusivo de la fuerza”. Pero aquí no, la violencia es usada por cualquier persona. Nos tenemos que defender solos a como se pueda, ni modo, aquí nos tocó vivir. ¿Hasta cuándo?