Balazos en el pie
En los últimos días, se ha visto una movilización y un reacomodo que en otros tiempos pareciera de cierta forma común y sin mayor contratiempo. En los últimos días, todas las dependencias del gobierno estatal han comenzado a hacer presencia en las zonas que este año les fueron asignadas para cubrir con el PROGRAMA DE REGIONALIZACIÓN que tiene implementado el gobierno estatal “para atender a las comunidades y sus requerimientos”… perdón, en realidad es para lucrar políticamente con todo lo que el gobierno pueda trabajar en los siguientes meses.
Por ello, todas las dependencias del gobierno que encabeza Eruviel Ávila Villegas han comenzado a operar de manera para nada discreta los programas y a tomar lista de quiénes serán los que a partir de ahora obtendrán mayores beneficios con los programas gubernamentales y tendrán que ser atendidos en casi todo lo que pidan para garantizar su voto el próximo año a favor del Partido Revolucionario Institucional o alguna alianza que así sea requerida.
Mandos medios y altos de las dependencias entregaron ya los formatos necesarios ante la oficina concentradora para que el gobierno mexiquense conozca a ciencia cierta quiénes serán los responsables en cada una de las seccionales que tiene la entidad y que a partir de ahora será su obligación captar todas y cada una de las denuncias y peticiones y “bajar” como se refieren coloquialmente todos los apoyos gubernamentales.
Pero para sorpresa de los encargados del programa y la operación partidista, muchos funcionarios hacen falta para atender lo que será una de las mayores movilizaciones de compra anticipada de votos que haya visto la entidad e incluso han tenido que echar mano de cuanto servidor público tenga un par de dedos de frente y que pueda serle útil a las filas tricolores.
Dependencias como la secretaría del agua y la propia de desarrollo agropecuario han llegado a tal el descaro que han amenazado incluso a quienes son “invitados” a que de negarse a participar en esta operación de compra de conciencias, tendrán que entregar sus respectivas cartas de renuncia pues “hay muchos, pero muchos en la lista que quieren una oportunidad de servirle al jefe”, palabras más, palabras menos, así se las gasta el gobierno en grande.
Lo cierto es que esto no es nuevo, lo que me sorprende es que en otras elecciones, el incorporarse a los trabajos partidistas era solamente una cuestión de conciencia partidista, hoy las cosas han cambiado drásticamente y la amenaza del despido, es el arma a utilizar para lograr un compromiso a todas luces ilegal pero caldo gordo de nuestra política nacional.
Si un servidor público quiere o no apoyar a un partido político está en su pleno derecho, la constitución así lo mandata, pero de ahí a que los titulares de las dependencias estén coaccionando a desarrollar estas tareas, es algo que también está penado por la ley, sabemos el derrotero que tendrá esta situación, la autoridad solicitará que se denuncie con pelos y señales, los involucrados no lo podrán hacer ante la certeza de perder la chamba, pero yo sólo me pregunto entonces, ¿y la calidad moral de nuestros gobernantes dónde queda? Un líder verdadero no amenaza, convence. Y por supuesto que nunca, pero nunca violenta la ley.