Balazos en el pie
Hay tiempos en que al ser humano, como persona, lo hiere el sufrimiento brutal, sin explicación, sin justificación alguna, donde no puede comprender lo que vive, tiene que sufrir sin saber por qué: la salud desgarrada, familiares desaparecidos, los bienes, de la cuantía que sea, perdidos, falta de trabajo y de oportunidades, el olvido, la discriminación o el desprecio llano. Lucas lo sabe, la vida es injusta, no es igual para todos.
Será que la lectura de los existencialistas a Lucas lo impacta de una manera profunda, en El mito de Sísifo, de Albert Camus; subraya para que no se le olvide: “En ese instante sutil en que el hombre se vuelve hacia su propia vida, es Sísifo, regresando hacia su roca, contempla esa serie de acciones sin nexo en que se convierte su destino, creado por él, unido por la mirada de su memoria y pronto sellado por la muerte…”.
Reflexiona: El hombre sufre sin saber por qué, de este modo tiene que aceptar la vida, arriesgándose a los imponderables donde se alternan penas y alegrías, es decir, un convencimiento sin condiciones, una especie de intercambio de valores, donde toma lo que se le da y lo que había ganado, aunque de pronto lo vea perdido, la vida misma le mostrará un infinito renacer.
Sísifo, significa en griego el muy sabio, era conocido por su inteligencia, pero también por su desmesura con la que pretendía igualarse a los Dioses, de ahí el castigo que le recuerda a la vez su fuerza y su debilidad, y le obliga a realizar el esfuerzo repetido sin cesar de los mortales; una conciencia que ha experimentado los límites: hay que llevar el peso cotidiano y hacerlo requiere de una gran concentración, de sensibilidad y de esfuerzo. Ahí se reconoce el castigo de la tarea que hay que emprender sin cesar ¿por qué? El problema del fluir de las acciones se extiende enseguida al sentido mismo de la vida.
Lucas escribe, sintiendo el fuerte olor de la taza de café y el humo del cigarrillo encendido: El hombre de hoy, como Sísifo, debe detenerse un instante y hacerse una pregunta esencial: ¿Qué vida queremos vivir? ¿Qué bien merece ser buscado por sí mismo? El modus vivendi requiere de un ars vivendi, un arte de vivir, una ética en su profundidad original.
Dejar la suerte o la mala suerte fuera de juego, para destacar la actitud de valor, que el hombre debe asumir sin someterse, es decir reprobar la sumisión sufridora y resignada, sólo así la persona podrá sentir en sí misma el sentido de su “perfección”, en el momento en que no depende del azar lo que le toca vivir, sino de su propio esfuerzo, de su resistencia o de su serenidad.
Sí, se dice Lucas: Sísifo sólo puede reconciliarse con la vida si acepta ese mundo al que está destinado, su fuerza volverá a renacer siempre si decide vivir su vida de hombre, sin lugar para el miedo ni el cansancio. Es el hombre quien tiene que construir su propio mundo y dibujar los contornos de su felicidad, de una forma nueva, crear conceptos que antes de él no existían, hacer creer a la sociedad.(P.S.A.)