Balazos en el pie
Superar el dolor que causa el final de una relación, cuando se piensa que se dio todo, no es cosa sencilla, más bien se tiene que aprender a vivir con la idea de aceptar que la relación ya llegó a su fin y reflexionar sobre lo que se aprendió en ella.
Sé que es fácil decirlo, pero llevarlo a cabo es sumamente difícil, y conste que dije “difícil” mas no imposible. Decía mi abuelita: En la vida, cuando uno se cae hay que levantarse y sobarse en el camino, ya que si se detiene uno a curar las heridas, puede pasar el amor de tu vida y no te darás cuenta por estar ocupado en las curaciones.
Y es verdad, pero también se debe tener prudencia y tacto para dejar de lado todo comentario malsano en contra de la ex pareja, ya que cuando se está hablando mal de una persona que formó parte de tu vida, es como maltratar una parte de ti mismo y sobre todo, cuando una relación concluye, ambas partes tienen responsabilidad, ya que siempre está el lado que aniquila pero también el otro que lo permite.
Trataré de explicarlo mejor; una paciente se quejaba de que ella siempre había dado todo y aun así el novio la había dejado, decía “tal parece que cuando una se porta muy bien, es cuando peor te tratan”. Aparentemente sí, pero detrás de toda relación en donde existe un abusivo y un abusador, siempre hay también, una persona que al dar “todo” está en busca de aceptación y una vez que siente que no recibe en la misma medida lo que da, comienza a tener la sensación de vacío, porque está depositando en el otro la expectativa de convertirlo en un ser similar a lo que había idealizado y cuando no lo logra se siente defraudado.
Aunque es cierto que existen personas a las que dar a los demás les produce placer, esto no aplica así en una relación de pareja, en ésta no sólo es procurar al otro, sino COMPARTIR emociones, cultura, valores, sentimientos, deseos, compromisos, afectos y amistades de manera respetuosa y recíproca, cuando no es así, el fracaso es casi inminente.
Por tanto, la manera de llevar una relación de pareja, nunca es ni será igual a una relación con los demás, porque con “los demás” no existe un vínculo afectivo y de amor tan cercano e íntimo como con una pareja. Concebir de manera diferente la relación de pareja a la que se pueda tener con el resto de la gente, hará posible comprender que el dar y procurar al otro dejando de lado al sí mismo, lejos de ser un acto de amor, es un reflejo de inseguridad y de necesidad absoluta de saberse reconocido, y sin darse cuenta, propicia que la otra parte no se percate de que también tiene que colaborar para que la relación sea equitativa, habiendo el riesgo de que una de las partes se canse sólo de dar y aunque no lo crea la otra de sólo recibir.
En conclusión, antes de quejarse de una ex pareja porque se cree que fue abusiva y no dio lo que se esperaba, hay que analizar primero, en qué circunstancias emocionales se encontraban ambos cuando iniciaron esa relación, verificar si el perfil de esa persona es acorde con lo que te hace sentir bien, y finalmente; tratar de corregirlo antes de darse la oportunidad de estar con alguien más, de lo contrario la sombra de la “ex pareja o abusador” estará presente en las siguientes relaciones.
Recuerda que “el amor es para disfrutarlo, nunca para sufrirlo”.
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