Libros de ayer y hoy
Eruviel escupió al cielo cuando de manera arbitraria canceló el concierto del Hell & Heaven Metal Fest 2014 en Texcoco y con los tres muertos -con 15 heridos adicionales- en el baile de La Arrolladora Banda El Limón en Ecatepec, la madrugada del domingo 6 de julio, le cayó el escupitajo en la cara.
Al gobernador Eruviel Ávila Villegas se le cumplió su «peor miedo» en la tierra que lo vio nacer y con una estampida como él temía que ocurriera en Texcoco, durante el festival metalero que se organizó en marzo del 2014 y que de manera súbita canceló él mismo.
Sí recuerda usted amigo (a) lector, Eruviel señaló que en el Estado de México no se quería una tragedia como la que pasó en Love Parade, Alemania, en 2010, cuando ocurrió una estampida en un encuentro musical, con el resultado de 20 muertos y 900 heridos.
«El gobierno del Estado de México no puede permitir que ocurran este tipo de tragedias», fue su justificante para que impidiera a toda costa la realización del evento musical para el 15 y 16 de marzo de 2014 en Texcoco, al que asistirían miles de jóvenes metaleros -se estimaban 100 mil- de México, Estados Unidos, América Latina y Europa.
Y el gobernador “se montó en su macho» y dijo no y no, a pesar de que la alcaldesa de Texcoco Delfina Gómez Álvarez y los empresarios del Hell & Heaven ofrecieron hasta contratar a una empresa para garantizar la seguridad.
Por ese miedo de que pudiera ocurrir una tragedia como en Alemania, Eruviel puso trabas y pretextos sobre que no había garantías de seguridad en las instalaciones de la Feria del Caballo, donde estaba planeado el festival metalero.
Su director de Protección Civil, Arturo Vilchis, e incluso el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo reforzaron en la prohibición del baile metalero y así echaron abajo ese proyecto músico-empresarial que llevaría a la zona de Texcoco, economía, fuentes laborales y ocupación hotelera, así como beneficio para los restauranteros.
De esta forma acabó de tajo el ambicioso proyecto de los empresarios metaleros y del gobierno de Texcoco de promover cada año la economía local con el festival, incluso, el Estado de México estaría en la mente de millones de jóvenes deseosos de venir a México para estar en un festival internacional.
Un mes después, también, no se permitió otro baile similar de rock en las instalaciones de una universidad de Ecatepec, por el mismo motivo: «No se cumplían las medidas de seguridad».
Pero ahora ni Eruviel ni Arturo Vilchis u otro funcionario dijeron ni pío, con el tan anunciado baile de La Arrolladora Banda El Limón, que se promovió en radio durante varias semanas y que atrajo a más de 20 mil personas.
A diferencia del festival metalero en Texcoco, cuyo municipio es gobernador por el Partido Movimiento Ciudadano y que proyectaba beneficios a futuro para muchos sectores comerciales de la región, en Ecatepec, donde gobierna un priista, que a diario le hace la caravana a Eruviel, se permitió el baile popular en un terreno con muchos riesgos, aunque Pablo Bedolla y su administración digan todo lo contrario.
En este tipo de bailes se genera una millonada para beneficio de empresarios y funcionarios locales de Ecatepec, sin importarles los riesgos que corre la gente.
Y es mentira que se haya cumplido con las medidas de seguridad, porque la misma barda que se cayó, ya estaba resentida y con el peso de las personas que se subieron en ella, se desplomó.
¿Y cuáles salidas de emergencia?, ¿dónde estaban?, ¿por qué todos se aglomeraron en una sola puerta?, ¿dónde quedaron las tres chicas aplastadas?
¿Y por qué se escucharon detonaciones? Eso significa que los filtros de vigilancia no fueron tan efectivos que pasaron personas con armas.
Otra cosa, desde el primer momento, el presidente municipal de Ecatepec y su gobierno salieron con una mentira: que fueron los de Protección Civil y bomberos los que rompieron la barda para permitir la salida de muchos atrapados, pero en los videos se ve que fue la gente que, por la desesperación, se montó en la barda hasta hacerla caer.
Además, también la vigilancia falló en grande, pues la Cruz Roja de Ecatepec se quejó de que después de atender a los primeros heridos y confirmar la muerte de la primera persona, sus unidades y personal fueron agredidos por varios sujetos en riña.
A Eruviel no sólo le cayó el escupitajo en la cara en Ecatepec, sino que también debe evitar proteger a los funcionarios municipales, incluyendo al alcalde Pablo Bedolla, para que puedan responder ante la justicia por dejar dolor en tres hogares de ese municipio y una mala planeación en un baile popular.