Balazos en el pie
Tal parece que la alcaldesa de Toluca, Martha Hilda González Calderón, vive en una ciudad diferente a la que perciben la mayoría de los toluqueños, la seguridad, la falta de obras, las constantes marchas de los comerciantes, la demanda de mantenimiento en la ciudad –Obama, no sabes cuánto te extrañamos-, pero sobre todo la falta de transparencia en las cifras de los principales rubros quedan distantes para el ‘Municipio Educador’ que se presume y se pretende ser.
Cuando González Calderón declaró a los medios de comunicación que los delitos de alto impacto habían bajado en la capital el 32 por ciento, todos los reporteros se quedaron perplejos, no sabían si en verdad estaba hablando de Toluca, pero la seguridad con la que lo dijo no dejó lugar a dudas. Sin embargo, con ello, demostró la falta de tacto político para tocar temas de importancia para la ciudadanía.
Y es que apenas el día anterior en plena Plaza de los Mártires se había suscitado una balacera en la que resultó herido un policía y un funcionario de la Dirección de Gobierno; en esta semana se encontraron los restos de un cuerpo descuartizado, asaltaron el colegio Simón Bolívar, robaron una vulcanizadora, asaltaron a un taxista, etc., etc.
La lista es interminable, estos son sólo algunos de los que se entera uno, La Mayoría Silenciosa no tiene voz en los medios de comunicación, las autoridades no muestran el verdadero conteo de delitos, por tanto, hay muchos ilícitos de los cuales no se tiene conocimiento; pero esto no es justificación para que la alcaldesa nos trate de engañar, porque la gente sabe la realidad que se vive en cada colonia; pretender tapar el sol con un dedo es torpeza.
Sus panegíricos tratan de justificarla, para eso cobran, pero el nivel de violencia no tiene justificación, faltan elementos bien preparados en el combate al crimen; para qué quiere más cámaras si sus elementos son incapaces de actuar ante una emergencia, se la pasan tocando el claxon de sus patrullas en una actitud de prepotencia, pero rehúyen a los conflictos.
Educar no es infraccionar al por mayor, una sociedad educada no necesita 100 policías en el Centro Histórico que los esté arreando como animales para que no se estacionen, eso requiere de verdadera educación y cultura, cosa que la presidenta municipal no va a resolver.
Educar no es esconder las necesidades de tu gente, el comercio informal guste o no es parte del folklor de nuestro municipio, sólo hay que dejar de usarlo de manera electoral para poder controlarlo, pero si primero le piden el voto a cambio de dejarlos trabajar y después quieren evitarlos; eso es un juego perverso.
De ahí las constantes protestas en contra de la alcaldesa por parte de los comerciantes, no los deja instalarse a vender los alimentos tradicionales de la ciudad; a pesar de presumir ser toluqueña no tiene idea de lo que representa para el ciudadano comer un elote, una tostada de maíz azul con nopales, unas papas fritas o un helado.
En el recuerdo queda la visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no se permitía ningún detalle fuera de lugar, aceras bien pintadas, cero baches, fachadas bien pintadas, líneas peatonales y de tránsito de lujo; la visita lejos de beneficiarla le perjudicó, La Mayoría Silenciosa pensó que la ciudad era un estándar de lo que se podía tener a diario.
A Martha Hilda le quedan sólo unos meses para demostrar los avances de su proyecto educador, porque después viene la dinámica electoral y ahí no tendrá manera de convencer a los ciudadanos de que todavía se puede hacer algo por la ciudad.
Seguro su partido y ella van a intentar comprar el voto de La Mayoría Silenciosa, pero yo me pregunto, ¿eso haría una alcaldesa de un municipio educador?, para una persona educada ¿comprar votos es democracia? ¿Evitar el ambulantaje nos hace una ciudad de primer mundo? ¿Mandar valientes personas a cuidar las calles es seguridad? ¿Promover su imagen y no las acciones de gobierno y los ordenamientos legales, es educador?… Hay muchas respuestas que la gente quiere escuchar.