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TEXCOCO, Edomex., 18 de julio de 2014.- En los últimos 20 años, la clase trabajadora perdió el 74 por ciento de su poder adquisitivo, ya que el crecimiento económico anual es apenas del dos por ciento, señaló el diputado federal antorchista Brasil Acosta Peña, quien advirtió que cada vez es más difícil que nuevas generaciones de profesionistas obtengan trabajo.
El también economista, egresado de la Universidad Autónoma de Chapingo, comentó que los recién egresados de universidades públicas y privadas se tienen que enfrentar a una cruda realidad de desempleo y bajos salarios.
Brasil Acosta, secretario de la Comisión de Fomento Cooperativo y Economía social en el Congreso, explicó que con una tasa de crecimiento económico que en los últimos 20 años ronda en el dos por ciento, los niveles de empleo no satisfacen la demanda de productos y de trabajo que se forma anualmente.
A esta realidad se suma la capacidad adquisitiva del salario, el cual, de acuerdo con el legislador y economista, ha perdido el 74 por ciento de su poder adquisitivo en los últimos 20 años.
“La situación del país no es halagüeña, los niveles de salario para aquellos que llegan a encontrar trabajo son, por demás, bajos, pues el salario mínimo es de medio dólar por hora, y la propia Secretaría del Trabajo reconoce que hay nueve millones de mexicanos que viven con menos de dos y medio salarios mínimos”.
Brasil Acosta señaló que la creciente pobreza y la concentración de la riqueza en un reducido sector de la población condena a los profesionistas al desempleo, al trabajo informal y a una vejez incierta, con la nula posibilidad de obtener una pensión.
“No se les dice a los jóvenes con claridad que hay 30 millones de desempleados, si consideramos que es gente en posibilidades de trabajar, pero que trabaja en el llamado sector informal”.
En este sentido, dijo que sólo una equitativa distribución de la riqueza podría cambiar el panorama de los miles de jóvenes profesionistas que año con año se enfrentan a una reducida oferta laboral.
“Es necesario que la economía crezca, pero con ello no basta; hace falta una nueva forma de llevar a cabo la distribución de la riqueza; una reingeniería que contemple el aumento del salario de los trabajadores, la creación de más empleos, una reforma fiscal que obligue a pagar o invertir más a los que tienen mayores ingresos y, finalmente, una planeación del gasto público en función de una política nacional de Estado que tienda a resolver los problemas esenciales de nuestro pueblo”, concluyó.