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MÉXICO, DF., 18 de septiembre de 2014.- El 80 por ciento de las mujeres y niñas migrantes centroamericanas, son violadas en algún punto del territorio nacional antes de alcanzar la frontera con Estados Unidos, asevera Erin Siegal en la investigación que da a conocer la organización estadounidense Fusion.
De acuerdo con la investigadora, la cifra es una estimación de directivos de refugios de migrantes y estudios dados a conocer por organizaciones como Amnistía Internacional -que lo calcula en 60 por ciento-, pues no existe un dato que dé cuenta de esta dramática realidad.
La razón de esa falta de información es que muchas mujeres tienen miedo a admitir que fueron violadas, además de que no cuentan con documentos que acrediten su estancia legal en México, y temen que “al denunciar un delito como violación a las autoridades, las mujeres se arriesgan a ser deportadas”, señala la investigadora.
Hace cuatro años, un informe de Amnistía Internacional concluía sobre la problemática: “Las mujeres y niñas migrantes, especialmente las que no tienen estatus legal y viajan a áreas remotas o en trenes, están en mayor riesgo de violencia sexual a manos de bandas criminales, traficantes de personas, otros migrantes u oficiales corruptos”.
La investigación de Fusion señala que, en muchas ocasiones, los perpetradores, además de ser migrantes, coyotes o bandidos, son miembros de las autoridades mexicanas.
“Tenemos casos de oficiales que fueron detenidos y están enfrentándose a procedimientos penales por abusar de mujeres migrantes en situación vulnerable”, dijo Alejandro Vila, de la Fiscalía Especializada de Delitos Cometidos en Contra de Inmigrantes, con sede en Chiapas.
“Creo que casi todas las mujeres son víctimas de abuso en su camino al norte”, dijo a Fusion Elvira Gordillo una abogada defensora de derechos humanos de migrantes, quien describe que las mujeres y niñas centroamericanas saben que hay un precio para cruzar hacia Estados Unidos: el ser violadas.
La violencia sexual a la que se enfrentan mujeres y niñas centroamericanas que cruzan por México de camino a Estados Unidos es tal debido a que las bandas criminales la utilizan como parte del precio que exigen a migrantes. El término es “cuerpomátic” y significa utilizar el cuerpo como divisa.
Es decir, el sexo funciona como una forma de pago a la que las mujeres migrantes recurren cuando no tienen recursos suficientes o necesitan pagar cuotas y sobornos por “protección” en su camino hacia el norte.
A veces la violencia sexual es tan común, que las mujeres y niñas suelen tomar sus “precauciones”.
“Hay ocasiones en las que las mujeres toman anticonceptivos de antemano para que, si son víctimas de una violación, no terminen embarazadas“, narra Gabriel García, uno detective originario de Chiapas entrevistado por Fusion, quien señala que hay partes de la ruta migrante en los que las mujeres son propensas a ser víctimas.
Pero además, otro riesgo al que se enfrentan las mujeres migrantes que cruzan por territorio nacional es el de terminar en redes de prostitución, pues en muchas ocasiones son engañadas.
De acuerdo con un estudio del Centro de Investigación Pew, hasta julio de 2014, el número de niñas migrantes centroamericanas no acompañadas que llegaron a la frontera entre México y Estados Unidos aumentó a un 77 por ciento.
Según El Huffington Post, más de 70 mil menores de edad provenientes de países como El Salvador, Guatemala y Honduras, llegaron de forma ilegal a EU.