El presupuesto es un laberinto
Martínez Vargas, advirtió que aun cuando se argumenta que la terminal aérea es una obra de beneficio general, sólo 4 por ciento de la población mexicana tiene posibilidades de pagar un vuelo porque al resto le resulta inaccesible pagar 8 mil pesos para ir, por ejemplo, a Tepic o Nuevo León.
Aunque aclaró que no está en contra de la obra, destacó la necesidad de garantizar que no vaya a ser costeada con recursos públicos para después cederla a particulares para su usufructo a través de figuras como la concesión, el comodato o el título gratuito.
En la actualidad, expuso, “más de la mitad de las terminales aéreas del país han sido concesionadas a dos empresas, incluyendo las de Quintana Roo, Los Cabos, Guadalajara, Colima, Tapachula y Veracruz; por lo que vale la pena preguntarse si correrá la misma suerte el nuevo. ¿Estamos cediendo bienes públicos de más de 9 millones de metros cuadrados de un área natural protegida en beneficio de lo incierto y de la iniciativa privada?”, cuestionó.
Asimismo, lamentó que la iniciativa no haya sido analizada ni dictaminada en comisiones, “mientras en el Pleno se dispensó su trámite por la urgencia con que se tomó una decisión que requería mayor análisis y reflexión”.