Balazos en el pie
En mi teléfono con identificador de llamadas aparece el letrero número privado con cierta frecuencia. Es curioso que todas las veces que aparece es una persona diciendo que es un conocido secuestrado o de una compañía de cobranzas bancarias buscando a una persona desconocida.
Aunque se les diga que no se conoce a la persona, insisten en seguir llamando para ver si recobro la memoria.
No entiendo por qué la Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Derechos Humanos permiten la existencia de estos números privados, que solamente son usados por delincuentes.
Toda persona decente no tiene miedo de que contesten su llamada, NADIE TIENE DERECHO A LLAMAR ANÓNIMAMENTE.
Mi mejor consejo, si aparece como número privado no conteste; sólo se usan para amenazar o acosar.
Las cobranzas bancarias ya tienen prohibido acosar, pero llaman sin cansarse de molestar.
Resulta que la última vez fue de un banco que lleva mi cuenta. Siete veces me quejé al Banco y siete veces dijeron dar la orden de que cesaran las llamadas.
Para pedir un préstamo, el solicitante tiene que dar referencias, dónde trabaja, dónde vive y su número telefónico. Si me llaman a mí, diciendo que ahí vive el deudor moroso, significa que el funcionario bancario que autorizó el préstamo no verificó dónde vive, dónde trabaja, sus referencias, ni siquiera llamó por teléfono para verificar que el número le pertenecía.
Pregunté si el empleado del Banco que autorizó el préstamo estaba en la cárcel, ya que claramente es cómplice del delito, jamás me contestaron.
Pero el culpable máximo es el Banco que hace esos préstamos incobrables, para castigarlos, me estoy cambiando de Banco.
Castiguemos a los Bancos donde les duele, retiremos nuestro dinero, y a los gobernantes mentirosos quitémosles nuestros votos.