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MÉXICO, DF, 27 de octubre de 2014.- El largo y contradictorio proceso penal de Sandra Ávila Beltrán, conocida como La Reina del Pacífico, está por concluir y ella por obtener su libertad definitiva al ser condenada por “lavado” de dinero a cinco años de cárcel por un juez federal de Jalisco.
La sentencia por este cargo que es el único y último que enfrenta, le permite salir de prisión en cualquier momento al llevar ya siete años encarcelada, con lo cual puede solicitar su libertad preparatoria en forma inmediata.
Por lo pronto, su defensa apeló la condena y está a la espera de que sea modificada o ratificada por un Tribunal Unitario, según quedó asentado en el expediente de la causa penal 46/2011.
Después de pasar por prisiones del Distrito Federal y Nayarit, de ser extraditada a Estados Unidos y deportada de ese país, Ávila Beltrán, quien se ha colocado como referente en el imaginario popular de la mujer dentro del narcotráfico, podrá volver a la libertad tras ser aprehendida en 2007 en un restaurante del sur de la ciudad de México.
Protagonista de una historia que ha sido ligada a varios personajes y capos del tráfico de drogas en México y el extranjero, como el colombiano Juan Diego Espinosa Ramírez, El Tigre, su pareja sentimental y con quien fue acusado de encabezar una organización cuyas redes criminales se extendían hasta Estados Unidos.
El nombre de Sandra Ávila Beltrán fue mencionado en investigaciones desde 2001, cuando se aseguraron casi 10 toneladas de cocaína que venían procedentes de Colombia en las bodegas del buque Macel, el cual fue interceptado por autoridades de Estados Unidos y entregado a sus similares en el puerto de Manzanillo, Colima.
Detenida finalmente el 28 de septiembre de 2007, la Reina del Pacífico fue acusada junto con El Tigre de delincuencia organizada, delitos contra la salud y operaciones con recursos de procedencia ilícita. De los dos primeros cargos fue absuelta, al igual que su coacusado, en diciembre de 2010.
Ávila Beltrán fue enviada inicialmente a la penitenciaria femenil de Santa Martha Acatitla, en la ciudad de México, y el 28 de febrero fue trasladada a un penal federal femenil en Tepic, Nayarit, donde actualmente se encuentra internada.
A lo largo de estos siete años, la Procuraduría General de la República (PGR) intentó sin éxito acusarla de ser responsable de la introducción de grandes cargamentos de droga a México y Estados Unidos. Sin embargo, en todas las acusaciones, por ello salió adelante, salvo en las de “lavado” de dinero.
También desde el momento mismo en que fue arrestada, la PGR le notificó de una orden de detención provisional con fines de extradición por los cargos de asociación delictuosa y por la posesión con la intención de distribuir más de cinco kilogramos de cocaína, que de acuerdo con las leyes estadounidenses son tipificados como delitos graves.
A pesar de que jueces federales habían negado la extradición de la Reina del Pacífico, finalmente ella fue entregada a las autoridades de Estados Unidos el 9 de agosto de 2012, y quedó a disposición de un juez federal en Miami.
Una vez en Estados Unidos se declaró culpable de un cargo de asistencia económica a un narcotraficante convicto en aquel país, por lo que se le condenó a 70 meses de prisión y que quedaron compurgados con el tiempo que llevaba en la cárcel en México.
Así, el 20 de agosto de 2013 fue deportada a México y una vez en territorio nacional fue recapturada por el cargo de “lavado” de dinero y por el cual ahora finalmente fue sentenciada a cinco años de cárcel y está en el umbral de quedar totalmente libre.