Balazos en el pie
¿Eres de las personas que se preocupan mucho por lo que va a suceder o aún no saben con certeza si sucederá o no, y gastan horas o hasta días pensando en lo que puede pasar si no se resuelven sus problemas? El dicho aquél de “si tiene solución para qué te preocupas y si no la tiene para qué te preocupas”, tiene mucho de cierto, aunque cuando nos parece que no tienen solución valdría un poco la pena preocuparse, pero sólo un poco, pues mantener por mucho tiempo el pensamiento enfocado en lo que no tiene solución, puede ocasionar que pases por alto alguna forma de resolverlo o enfrentarlo. Pero ¿qué hacer entonces para evitar entrar en crisis cuando no hay solución?
Vayamos por partes, preocuparse por el futuro es natural en todas las personas adultas, ya que es un indicativo de que se está situado en la realidad; sin embargo, preocuparse de más no tiene sentido, ya que las personas que continuamente están ocupadas en enfocar su pensamiento y energía en los eventos que aún no suceden suelen además estar estresadas o angustiadas de manera constante y, por ende, no se percatan de que todo tiempo presente ya se les pasó; es decir, es como si vivieran en un tiempo que no existe, suena raro pero así es.
Si analizamos por ejemplo alguna vez en la que nos hayamos encontrado en un problema que no tiene solución, pensar constantemente en ello nos puede mantener alejados de otras cosas que también requieren de nuestra atención, como lo es el trabajo, la escuela, la familia, amigos, etc., y lo único que probablemente suceda es que en lugar de tener un problema después se tengan dos o más, y eso desequilibra a cualquier persona, haciéndola menos funcional cada día.
Por tanto, cuando los problemas tienen solución es fundamental ejercitar la calma, aprender a esperar a que los hechos se den y la solución llegue cuando tiene que llegar. Por otro lado, si el problema no tiene solución, también es necesario mantener la calma y encontrar alguna alternativa de aceptación o afrontamiento ante lo que no está en nuestras manos resolver, y eso es ya una solución.
En estos casos, es importante visualizar el resto de las esferas de la vida y recurrir a ellas para recargar las pilas, utilizarlas como una oportunidad para revalorar lo que se tiene y en lugar de alejarse, poner atención a todo aquello que se ha dejado de lado por estar distraído en la búsqueda de soluciones a los problemas.
Hacer este ejercicio, pronto te dará la certeza de que las cosas no están tan mal como pensabas y en una de esas agradeces que la vida te haya puesto en esas circunstancias para notar algunas cosas de las que hasta ahora te habías perdido.
Queridos lectores, todas las personas en algún momento de la vida se encuentran ante problemas que no tienen solución, lo importante es decidir de qué manera se afrontan las circunstancias, nunca de qué forma se puede evadir la realidad.
Si el problema tiene solución resuélvelo lo más pronto posible y si no la tiene, no te desgastes de más.
Recuerda: “nada dura por siempre, ni siquiera tus problemas” (Arnold H. Glasow).
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