La Política Mexiquense
¿Jugamos a las escondidas? Sí, pero sin luz…
Hace algunos días me di a la tarea de hacer limpieza debajo de la escalera de mi casa, como habrán de imaginarse salió cualquier cantidad de papeles, botes y cosas que ya no se utilizan pero que se guardaban por si acaso. Entre el contenido de dos bolsas encontré un socket con un foco de 60 watts, salpicado de cemento.
Como ya estaba decidido a despachar toda aquella sinfonía de inservibles, no tuve compasión alguna por el dichoso foco; pero me detuve por un momento a repasar cómo es que aquella pequeña burbuja de cristal ha hecho que la vida de millones de personas sea más placentera y productiva. En este camino hablemos un poco sobre el foco, ¿qué es?, ¿quién lo inventó?
El foco es una burbuja de vidrio que tiene al centro un filamento de tungsteno (metal conductor de electricidad muy resistente al calor), sellado al vacío y relleno de un gas inerte (permite que las altas temperaturas no lo hagan estallar) con base metálica para las conexiones.
Los primeros ensayos para hacer un foco fueron hechos por el químico inglés Humphry Davy al inventar una lámpara de seguridad que se usó al interior de las minas de carbón en 1815. Años más tarde, los científicos Joseph Swan y Thomas Alva Edison iniciaron una lucha por perfeccionar esta bombilla, hasta que en 1880 Edison presentó su invento, iluminando la calle Christie Street a unos 50 km de Manhattan.
Posteriormente en 1883 ambos científicos crearon la Edison & Swan United Electric Light Company, empresa que vendía la bombilla “Ediswan“, que combinaba un filamento de celulosa que Swan había inventado en 1881 y la mejorada técnica de vacío de Edison.
Más adelante, a partir de 1890 las fábricas hicieron infinidad de pruebas hasta encontrar los materiales que facilitaron la producción masiva de focos, que a la vez dieran una buena iluminación y pudieran utilizarse siempre que hubiera la suficiente energía eléctrica disponible.
Actualmente hay infinidad de focos o lámparas que se utilizan en prácticamente cualquier actividad, desde la lámpara de bolsillo hasta la grande para iluminación de calles, las cuales son diferentes en tamaño y componentes a los que requiere un simple foco pero funcionan bajo el mismo principio y con semejante propósito. Las hay para fotografía, para iluminar grandes estadios o bien para realizar cirugías y curaciones.
Los avances científicos han hecho posible que hoy podamos tener focos fluorescentes o con tecnología LED (diodo emisor de luz), ya que ofrecen muy buenos rendimientos en cuanto a consumo de energía. En México, el consumo de focos ahorradores cada vez es mayor; motivo por el cual en algún tiempo habrá una importante reducción de gases de efecto invernadero y una considerable baja en el consumo de energía.
Recuerde revisar su instalación y no guardar cosas que no utilice. No olvide que hay momentos donde un foco encendido es lo más inapropiado (para algunos), por cierto, el brillo de esos momentos no requiere de apagadores, cables o focos…