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TEXCOCO, Edomex., 3 de abril de 2015.- Se degradará el medio ambiente con la construcción de una enorme plancha de cemento para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en el ex lago de Texcoco, reconoció la investigadora de la Universidad Autónoma de Chapingo (Uach), Patricia Muñoz Sánchez.
Sostuvo que hay suficientes elementos para señalar que un proyecto de dicha magnitud acarreará la desarticulación de comunidades y aumentará la fragmentación y pérdida del tejido social.
Además destacó que desde 1971, en la zona del ex Lago de Texcoco, con el Proyecto Lago de Texcoco se recuperó una extensión de aproximadamente mil hectáreas.
«La recuperación del suelo, la reforestación amplia, la recuperación de fauna silvestre y atracción de aves que se realizó en el marco de este plan, permitió el avance de la recuperación de la cuenca hidrológica más importante de esta región y convirtió al Lago de Texcoco en el último mecanismo de regulación de escurrimientos y control de aguas, evitando por supuesto graves inundaciones para la Ciudad de México”.
Aunado a lo anterior, reconoció que es el único reducto de la recarga de mantos acuíferos en la zona y, sin embargo, se asentará una gran plancha de concreto “sepultando y desecando esta posibilidad de recarga, además de los vestigios arqueológicos que yacen en la zona del lago, los cuales forman parte del patrimonio histórico y cultural no sólo de la región sino de todo el país”.
Agregó que el aeropuerto, independientemente de sus virtudes en materia de construcción arquitectónica de vanguardia, estará asentado en lugares que forman parte de la recuperación y preservación del equilibrio ecológico, no sólo de la región sino de la propia zona metropolitana del Valle de México.
“Habrá degradación ambiental y sus efectos negativos en el agua, suelo y vegetación, pérdida de las reservas vegetales en toda la Cuenca del Valle de México, desertificación de suelos, daños a la fauna silvestre y destrucción del hábitat natural de las aves nativas y migratorias de la zona lacustre, contaminación y agotamiento de las reservas hídricas y saturación de la capacidad de los sistemas de abastecimiento de agua potable”.
Finalmente, la especialista apuntó que es necesario que las autoridades involucren a los ciudadanos en la toma de decisiones para definir el rumbo de desarrollo que se quiere, «y que definitivamente tiene que ver con proyectos que no atenten contra la naturaleza, las reservas ecológicas, la identidad, el patrimonio cultural y el derecho a defender lo que es suyo y de todos, y lo que habrán de heredar a las generaciones futuras”.