Balazos en el pie
MORELIA, Mich., 11 de enero, 2017.- El rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Medardo Serna González, advirtió un triste panorama para la institución debido a la falta de recursos económicos y sostuvo que sólo haciendo un frente común entre autoridades y sindicatos es posible resolverlo. Lo malo es que estos últimos no muestran mucha disposición para eso, sino más bien todo lo contrario.
Las autoridades nicolaitas anunciaron que el próximo viernes 13 de enero se podrán pagar la segunda quincena de diciembre y la primera de enero, pero los trabajadores administrativos y académicos no reanudarán las actividades; de hecho, el Sindicato de Profesores (SPUM), dice que no trabajarán los días que se haya retrasado el pago –al menos dos semanas- y además quieren que se les pague intereses.
El problema financiero de la Universidad Nicolaita no sólo es que no tenga recursos para pagar una o dos quincenas, sino que, lo mencionó el rector, tiene que ver con problemas estructurales como lo es el tema de las jubilaciones y pensiones, así como gastos no reconocidos en el presupuesto, entre ellos las casas del estudiante, y muchos otros. Y la gravedad es tan terrible como incongruente, ya que casi el 90 por ciento del presupuesto total de la Universidad es para el pago de salarios tanto a los trabajadores en activo como a los jubilados y pensionados.
Además, ahora hay que añadirle el recorte presupuestal que hizo el Congreso del estado a la Máxima Casa de Estudios de casi 400 millones de pesos, que ocasionará que este año no puedan iniciar cinco nuevas carreras y que no sea posible ponerse en marcha nueve nodos de educación a distancia en igual número de municipios.
Medardo Serna lamentó que esta situación impida que la institución a su cargo no pueda seguir contribuyendo como lo venía haciendo a la ampliación de la cobertura en educación superior, lo que hace mucha falta sobre todo considerando que de cien jóvenes en edad universitaria, sólo 24 puedan cursar una licenciatura. Como hemos mencionado en otros espacios, el salario es sagrado, pero la solidaridad hacia la institución debería serlo también; de lo contrario, el problema deficitario seguirá creciendo hasta volverse insostenible.