Libros de ayer y hoy
Si algo perturbaba a México sobre Trump era la incertidumbre. En sus casi dos meses de gobierno la incógnita se ha disipado. Trump es totalmente predecible y no habrá más sorpresas. Desde su campaña ha sido consistente y su divisa ha sido mantenerse en la línea (stay on message). Para México es claro que construirá el muro, deportará a millones, cancelará el TLCAN y también que, cada vez que esté en apuros, arremeterá contra México y los mexicanos. Trata a los mexicanos como sus puerquitos favoritos.
La duda que persiste es si el sistema estadounidense, tanto el que establece su Constitución, como los factores reales del poder, podrán limitar y condicionar sus planes. Estados Unidos, es responsable de haber creado un sistema sustentado en la separación de poderes. El sistema ha funcionado a través de pesos y contrapesos (checks and balances); es decir, controles recíprocos. El Congreso puede no avalar al presidente, trátese de nombramientos, programas, presupuestos o iniciativas inatendibles. En casos extremos, el Congreso puede remover al presidente a través del juicio político. La Suprema Corte, al definir la constitucionalidad de los actos de autoridad puede limitar y hasta invalidar la acción política. El sistema ha funcionado a lo largo de la historia y garantiza el sano y democrático ejercicio del poder.
La esperanza de que el sistema político vaya a limitar a Trump es una ilusión. No habrá impeachment, ni revocación de mandato, ni la revisión de las supuestas incapacidades del presidente. Al ver a los republicanos aplaudirle como focas cada vez que terminaba una frase en su comparecencia del martes al Congreso, es claro que Trump se perfecciona día a día como un autócrata.
Tanto el Congreso como la Suprema Corte le pertenecen. Eventualmente algún juez federal, como el que invalidó la orden para prohibir la entrada a oriundos de países musulmanes, podrá detener una medida arrebatada durante unos días, pero no más. En el caso de la prohibición a los musulmanes de siete países, ya anunció otra orden que substituya a la invalidada.
El Congreso lo respaldará y la Suprema Corte a la que habrá de integrarse un conservador ya nominado, hará lo mismo. Próximamente es previsible que vengan vacantes, como la de la jueza Ginsburg que detesta a Trump, está muy enferma y tiene una edad avanzada (84). La sustituirá otro juez de extrema derecha que el Senado confirmará.
Quedan los factores reales, la prensa y los medios, las redes sociales, el activismo político de la ciudadanía que no lo soporta, la posición crítica de las universidades, la posición institucional de las organizaciones internacionales, particularmente de la ONU y la presión de los países que ven sus intereses amenazados. Pero, ¿tendrán tanta influencia como para modificar la agenda perfectamente organizada del presidente? En la presidencia igual que en la campaña, cada dislate, cada error, cada tropiezo, en que incurre Trump sirve para afianzarlo. Sus seguidores están convencidos que los periodistas liberales que emiten información engañosa (fake news) son los enemigos del pueblo americano. Están seguros que la prensa liberal es antiamericana y consecuentemente traidora. Ni la ven ni la oyen. No la leen en los periódicos, ni la ven en la televisión, ni la oyen en la radio.
Para México la amenaza sigue y es terrible. Si llegará la confrontación los instrumentos contra México son devastadores: nos cortan el gas literalmente hablando y podrían convertir a México en la Cuba del siglo XX. Un embargo comercial a México sería la penúltima medida antes de la extrema utilización de sus tropas, como lo ha anunciado Trump, si bien dice que fue una siniestra candonga.
Hace algunas semanas escuché decir a Carlos Navarrete, en una presentación académica, que Andrés Manuel López Obrador piensa que actúa como lo hubiera hecho don Benito Juárez o Lázaro Cárdenas. Juárez derrotó al Imperio francés y Cárdenas evitó una casi inminente invasión inglesa o estadounidense después de la expropiación petrolera.
Por eso tal vez AMLO está de regreso. Si hoy fueran las elecciones en México, conforme a lo que dicen las encuestas, AMLO sería el próximo presidente.
Investigador nacional SNI @DrMarioMelgarA