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TEXCOCO, Edomex, 22 de abril del 2017.-Monte Tláloc es un lugar sagrado en donde se encuentra vestigios arqueológicos que fueron destruidos por Fray de Zumárraga después de la conquista y que actualmente se busca su reconstrucción. Se encuentra a 4 mil 150 metros sobre el nivel del mar.
En este lugar sagrado a finales del siglo XV y principios del XVI, los señores de la Triple Alianza (Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan) ascendían al Monte Tláloc, ubicado en Texcoco, para depositar sus ofrendas al dios de la lluvia. Con el fin de evitar que los Tlaxcaltecas las robaran o saquearan, y les encomendaban a determinados guerreros resguardarlas por tiempo indefinido.
Las autoridades municipales firmaron un convenio de colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a fin de proteger el patrimonio histórico y arqueológico de esta demarcación e impulsar proyectos como el del Monte Tláloc, y Tlaminca en San Luis Huexotla.
Bajo la dirección del arqueólogo Víctor Arribalzaga, se realizan trabajos de rescate y conservación del templo al Dios de la Lluvia, zona arqueológica y que representa el templo prehispánico más grande ubicado a mayor altura del mundo en donde los guerreros realizaban ceremonias como estrategia militar.
“La ostentación militar que acompañaba las ceremonias rituales era muy importante, por ser parte de la estrategia bélica contra sus oponentes y por su repercusión social al provocar gran impacto psicológico a través de la indumentaria y el armamento”, dijo el investigador del INAH.
El profesor investigador de la materia de Arqueología de alta montaña en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), aseguró que en el Monte Tláloc estuvo el “más grande centro ceremonial construido sobre una montaña” durante el imperio mexica, del cual ahora sólo se pueden ver los cimientos, además de que se modificó todo el paisaje circundante, porque el cerro representaba “el Tlalocan” o paraíso de Tláloc.
Agregó que en el adoratorio se llevaban a cabo “un número indeterminado de observaciones y cómputos astronómicos y calendáricos, como el que tiene lugar entre el 7 y el 11 de febrero, y que marcaba el arranque del año solar para los mexicas”.
“En sus laderas y alrededores, con 60 por ciento recorrido, hemos podido identificar por lo menos 176 sitios con evidencia arqueológica, como los petrograbados en forma de anfibios, realizados mediante el agrupamiento y modificación de grandes piedras, pero también pozas, oquedades excavadas en las rocas, campamentos y basamentos de pequeñas estructuras”, señaló el arqueólogo.