Trabaja Salud de forma intensa por brote de Klebsiella: Kershenobich
TOLUCA, Edomex., 6 de julio de 2017.- La terapia asistida con perros es una herramienta que cada vez se utiliza más, debido a los excelentes resultados que brinda a los pacientes; sin embargo, es poca la atención enfocada a los efectos negativos que esta técnica provoca en los animales, señaló la egresada de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma del Estado de México, Miriam Hernández Jiménez.
La autora del trabajo de investigación “Estrés en perros de terapia asistida”, destacó que algunas señales que muestran los perros afectados por el estrés son: bostezos, girar la cabeza, sacudirse, vómitos y diarrea.
La universitaria aseveró que los animales no tienen un mecanismo para recuperarse y a largo plazo pueden enfermar, pues el estrés crónico provoca enfermedades que afectan diferentes sistemas, como el cardiovascular, digestivo, inmune y urinario.
Refirió que la terapia asistida con animales comenzó a utilizarse como resultado de los beneficios físicos, psicológicos y sociales del vínculo humano-animal y su influencia positiva en el tratamiento de distintas patologías físicas y mentales.
Es dirigida, explicó Hernández Jiménez, a niños o adolescentes con autismo, síndrome de Down, personas con discapacidad física o psíquica, problemas del lenguaje, trastornos de la conducta, trastorno generalizado del desarrollo, trastornos sensoriales, problemas motores, de ansiedad, depresión, baja autoestima, inseguridad, dificultades de adaptación, problemas de socialización, daño cerebral adquirido, esclerosis múltiple y distrofia muscular, entre otros.
Sin embargo, sostuvo que desde el punto de vista psicológico, los perros adoptan una actitud afectiva y de gran apego hacia el ser humano, por lo que acciones como acariciar a un perro regula los valores de tensión arterial, frecuencia respiratoria y latidos cardíacos, e incluso, cuando se introducen perros en residencias de ancianos, estos reciben menos visitas del médico.
Concluyó que desde el punto de vista veterinario, es una obligación velar por la salud de los animales, lo cual incluye conocer los factores de estrés a los que son sometidos durante el periodo de trabajo, las respuestas fisiológicas y cambios de comportamiento derivados de ello.
Por eso, manifestó, es importante que el personal que trabaja con el perro, conozca y aprenda a identificar las señales de comportamiento y puedan intervenir de manera oportuna para evitar daños.
Asimismo, puntualizó Miriam Hernández Jiménez, es necesario saber que los perros necesitan un periodo de recuperación después del trabajo, conocer las diferentes técnicas de relajación y rehabilitación que se le pueden aplicar para evitar la acumulación de estrés.