La Politica Mexiquense
Informe Getting It Right revela que el desarrollo económico mexicano se sustenta en un pueblo pobre y mano de obra barata.
Les deseo una excelente semana, amig@s de Quadratín!
En días pasados la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó su informe “Getting It Right, Prioridades Estratégicas Para México”. Aunque es poco profundo sobre las causas de la problemática y pretende tratar con sutileza al gobierno priísta neoliberal de Enrique Peña, lo desnuda de pies a cabeza.
El organismo advierte que la recaudación tributaria aún es insuficiente para sustentar necesidades de inversión en infraestructura, educación, salud, reducción de la pobreza, apoyo familiar y protección social; y recomienda ampliar la base tributaria, ajustar los impuestos mediante un mayor enfoque en las tasas prediales y ambientales, luchar contra la informalidad, optimizar la eficacia y transparencia del gasto público y combatir la corrupción.
México tiene la tasa de homicidios más elevada de la OCDE; según el Banco Mundial, en 2015 hubo cerca de 16 por cada cien mil personas, y apenas 46% de la población se siente segura al caminar sola por la noche en la zona donde vive, en comparación con el 68% promedio de los países miembros. Urge al gobierno a intensificar el combate a la corrupción y al sistema judicial para elevar su nivel de confianza entre la población.
Hay grandes disparidades entre regiones del país, en comparación con las otras naciones, debido -en parte- a las diferencias de capacidades institucionales entre los gobiernos estatales y municipales. Residir en los estados más pobres implica cuatro veces más el riesgo de vivir en pobreza y siete veces más el riesgo de trabajar más horas por un salario más bajo que en los estados más ricos.
Las calificaciones de los estudiantes de 15 años de edad del país siguen por debajo del promedio de la OCDE en todos los campos medidos por las pruebas del Programa Internacional de Evaluación de los Alumnos (PISA), y prevalecen grandes brechas de rendimiento y terminación de estudios, especialmente entre los estudiantes de origen indígena y de bajo nivel socioeconómico.
Los altos niveles de informalidad, empleos de baja calidad, el sistema de protección social insuficientemente desarrollado y la enorme desigualdad siguen representando desafíos para el mercado laboral de México. Tenemos el segundo número más alto de empleados que trabajan 50 horas o más por semana porque el empleo y los salarios permanecen por debajo del promedio de la OCDE, y el equilibrio entre vida y trabajo es deficiente.
El bienestar de los mexicanos permanece en el rezago. A pesar de la disminución de la marginalidad, 53 millones de mexicanos (43% de la población) viven en condiciones de pobreza.
Aún cuando el nivel educativo de las mujeres se equipara con el de los hombres, menos de la mitad de las mexicanas en edad de trabajar participan en el mercado laboral, mientras 60% de las que trabajan lo hacen en empleos informales, con escasa seguridad social y salarios reducidos.
La tasa de embarazo adolescente es elevada y el porcentaje de mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan es casi cuatro veces mayor que el de los hombres jóvenes. En todos los grupos de edad, las madres mexicanas tienen menos probabilidades de conseguir trabajo en comparación con casi todos los países de la OCDE. La violencia contra las mujeres aún es generalizada.
México sigue rezagado en cobertura de salud (92.3%, en comparación con 97.9% en el resto de los miembros) y las condiciones sanitarias son, en su mayoría, más deficientes. La esperanza de vida en México es de 75 años al nacer, mientras en otros países de la OCDE es de 80.6 años, en promedio.
El organismo recomienda eliminar los obstáculos en el comercio de servicios. En particular, sugiere reforzar la ley de competencia económica en lo referente a la contratación pública y el combate a la colusión en licitaciones.
En desempeño ambiental, sólo 67% de los mexicanos, uno de los índices más bajos, está satisfecho con la calidad del agua (el promedio de la OCDE es de 81%). En las próximas dos décadas México deberá proveer agua potable a 36 millones de personas adicionales, y el país presenta aún la tasa más baja de conexión con plantas públicas de tratamiento de aguas residuales.
Tampoco se ha avanzado en modernización de la agricultura, seguro de desempleo, pensiones y prestaciones sociales; integración, ampliación y mejora de la calidad del sistema de salud, incentivos para engrosar el sector formal, actualización y mejora de leyes laborales, nuevo modelo educativo de calidad que promueva la igualdad de oportunidades, institucionalización de la evaluación docente y del sistema en general y fortalecimiento de la autonomía escolar, sistema nacional anticorrupción, transparencia y gobernanza públicas, mejora y eficacia del sistema de justicia, impulso a la investigación y el desarrollo, infraestructura, desarrollo de clústeres y zonas económicas, digitalización, y fortalecimiento de la responsabilidad fiscal a nivel subnacional.
Para los mexicanos las observaciones no son novedosas porque las vivimos día con día y las venimos señalando desde hace décadas, sin que los gobiernos del PRI hayan manifestado interés alguno en resolverlas.
Las pretendidas reformas estructurales del sexenio que termina sólo benefician a las clases más favorecidas, por lo que la OCDE señala que se requiere avanzar en una estrategia de crecimiento y productividad con inclusión. Sólo entonces, México podrá brindar una mejor calidad de vida a toda su población.
Y remata diciendo que avanzar en inclusión no sólo es fundamental desde una perspectiva social, también es un prerrequisito para que México desarrolle su potencial económico.
Grave dilema para nuestro gobierno neoliberal cuya piedra angular del modelo de desarrollo económico es un pueblo pobre y mano de obra barata.