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TULUM, QRoo, 17 de septiembre de 2018.- En un nivel más allá del cielo y de la tierra: el inframundo, los antiguos mayas basaron parte de su cosmovisión y de su vida.
Para ellos el agua era sagrada, era el contacto directo con sus dioses, que temían y respetaban y los cenotes eran esa puerta de acceso al inframundo.
La Cultura Maya aún tiene muchos misterios para los investigadores, pero sus obras son herencias palpables que Quintana Roo ofrece a México y al mundo.
Más allá del cielo y de la tierra, del bien y el mal, el inframundo de los mayas y el agua cristalina y fría de los cenotes tienen magia y también el encanto de hacer realidad lo que antes era solo una leyenda.
Sac Actún, que significa cueva blanca en el idioma maya, fue descubierta apenas el 10 de enero de 2018, luego de que un equipo de exploración subacuática se internó en el hasta entonces conocido como el Gran Acuífero Maya y llegó a un pasadizo secreto submarino, que une a la cueva inundada más grande del planeta, con Dos Ojos, que hasta ese día era considerada la mayor del orbe.
En un laberinto misterioso, que pareciera insondable, el río subterráneo más grande del mundo espera ser abierto al visitante para mostrar sus vestigios, sus estalactitas y estalagmitas, sus oscuridades, sus especies vivas y muertas, en un laberinto que hasta ahora mide 347 kilómetros, el equivalente a la distancia que hay desde Tulum, Quintana Roo, hasta Uxmal, Yucatán.
Es catalogada hasta ahora la zona arqueológica subacuática más impresionante del mundo.
“Lo que hemos encontrado va más allá de la imaginación. Bajo el agua fría, viva y cristalina, con muy poca corriente, hay lugares arqueológicos que datan de 12 mil años atrás, esqueletos de animales extintos, como el perezoso gigante, multitudes de cerámicas, vasijas con colores intactos y también objetos coloniales”, narra uno de los investigadores responsables del descubrimiento, Guillermo de Anda, arqueólogo subacuático y director del proyecto El Gran Acuífero Maya.
Orgullosamente ubicada en Quintana Roo, no fue fácil llegar a la Ciudad Sagrada de Sac Actún.
La expedición duró más de 10 meses y fue necesario, primero, encontrar la conexión entre los dos sistemas de cenotes.
Buzos experimentados como el alemán Robert Schmittner, con 20 años de especialización y 14 años de trabajo en cuevas subterráneas, se internaron por las frías aguas en la misión Tulum.
Sac Actún representaba un gran reto, comentó Robert Schmittner, quien ha vivido y trabajado desde hace más de 15 años en Tulum y es el jefe de la expedición subacuática:
“Mi misión era encontrar la conectividad de ambas cuevas y hallamos un laberinto y el sistema de ríos subterráneos más grande a nivel mundial: el hallazgo no deja de asombrarnos”, destacó.
Las labores de investigación continuarán por algunos años, ya que buscan confirmar la teoría de que en los ríos subterráneos de la Península de Yucatán existen más de mil 400 kilómetros de agua dulce, pero Sac Actún es, hoy por hoy, el vestigio más importante del Siglo 21 que muestra la inteligencia y el desarrollo de la misteriosa Cultura Maya y su admirable simbiosis con el agua y con la naturaleza.
Más información en: Quadratín Quintana Roo