Libros de ayer y hoy
Jesusa Rodríguez es una persona que ha dedicado su vida a burlarse, ofender y hacer escarnio de otros seres humanos que no piensan como ella y los suyos.
A ella le gusta eso y en los gobiernos sucesivos ha tenido plena libertad para hacerlo en su condición de directora de teatro. Nadie le bloqueó sus cuentas ni le preguntó quiénes estaban detrás de sus montajes, porque eso no debe suceder en un país de libertades. Y en efecto, nunca ocurrió.
Sucede, sin embargo, que ahora Jesusa Rodríguez es senadora de la República, por su partido Morena, y llegó el momento de hablar de temas que demandan algo de esfuerzo intelectual que vaya más allá de la burla y el desprecio, que se le dan como a pocos, aunque sin mayor gracia.
Lo suyo no era producir risas de buen humor por su agudeza o fino contenido político, sino diseminar odio. Y eso lo hacía bien y en cantidades abundantes.
Como senadora ha tenido que pronunciarse sobre temas importantes, debido a que está en un lugar que es el poder Legislativo y la representación del pacto federal.
En el Día Internacional de la Mujer, la senadora Rodríguez dio a conocer su opinión sobre el tema:
“No debemos olvidar, en el Día de la Mujer, a las hembras de todas las especies que están siendo explotadas por la industria alimenticia de forma brutal. Todas somos iguales: las vacas, las puercas, las burras, todas las hembras somos iguales y tenemos que tener igual respeto e iguales derechos. La lucha feminista, si no es antiespecista, no es”.
Ojo, no se trata de una batalla en contra del consumo de alimentos de origen animal, por tratarse de especies vivas, sino que ella lo encuadra dentro de la lucha feminista.
Por tanto, si atendiéramos lo expuesto por la senadora de Morena, al pedir un coctel de camarones habría que preguntar, u observar meticulosamente, cuáles son camarones y separar las camaronas. Amén de hacer un escándalo por las hembras sacrificadas.
O pedir que en los puestos callejeros y en los restaurantes aprendan del personaje de Héctor Suárez y ofrezcan “tacos de puerca y puerca”, para elegir sólo los de cerdo macho y denunciar públicamente que ahí se consumen tacos de nana.
Sobre los tacos, precisamente, habló la senadora Rodríguez, en un contexto importante como fue la conmemoración de la caída de Tenochtitlan, hace 500 años (el pasado 14 de marzo).
En un video que subió a redes sociales, la senadora de la República conminó a los ciudadanos a que “cada vez que comas tacos de carnitas estás festejando la caída de la gran Tenochtitlan”. Los conquistadores trajeron los cerdos y los aztecas pusieron las tortillas: “nos trajeron una dieta violenta”, expuso.
Comerse un taco, dice, es festejar la caída de Tenochtitlan. Sin comentarios.
El miércoles de esta semana se realizó en el Senado el Foro Marihuana-México, en el que participó la legisladora de Morena. Para empezar, comparó a la marihuana con el clítoris: “Hace apenas veinte años las mujeres sabemos cuál es la anatomía del clítoris. A ese grado se oculta la información con fines patriarcales, capitalistas (sic). Antes no sabíamos cómo usarlo: lo mismo pasa con la mariguana. Hay información programada de manera que la gente no sepa las maravillas de la planta”.
La senadora abundó en el tema: “la mariguana no es una droga, como no lo es el peyote, como no lo son los hongos. Son plantas sagradas”.
Jesusa Rodríguez ocupa uno de los escaños que alguna vez tuvieron -cuando yo era reportero y cubría el Senado- Hugo B. Margáin, Andrés Henestrosa, Patrocinio González Blanco, Víctor Manzanilla Schaffer, Guadalupe Rivera Marín, Juan de Dios Castro Lozano, Blanca Magrassi de Álvarez, y poco antes Griselda Álvarez, Carlos Pellicer…
En fin, ahora tenemos a Jesusa Rodríguez. Es lo que hay, cuando dicen que estamos mejor representados.