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Ciudad de México; 31 de marzo de 2021.- Óscar, un niño de apenas 12 años de edad, acaba de cruzar el Río Grande desde México hasta Texas en un bote conducido por traficantes. Se encuentra llorando, tiene hambre y miedo pues se enfrentó a un viaje peligroso desde su tierra natal Guatemala. “Vengo solo” esas fueron sus primeras palabras en Estado Unidos.
«Yo me vine porque nosotros no teníamos qué comer» cuenta el niño que desembarcó en tierras privadas del Valle del Río Grande, junto a varias familias inmigrantes.
Él es hijo único de una madre soltera que lamentablemente perdió su empleo durante la pandemia por Covid – 19, antes de partir «mi mamá me dijo: ‘No vayas a llorar’. Pero yo lloré» menciona el menor sin poder aguantar las lágrimas, pronto espera poder reunirse con su tío, quien vive en Los Ángeles desde hace 15 años.
Lo peor de su viaje, fueron las 12 horas que pasó en un tráiler repleto de migrantes cerca de la frontera mexicana, «Había calor y se empezaron a desmayar todos», recuerda. También él, hasta que le dieron agua. Pero a pesar de eso guarda el buen recuerdo de un acompañante del cual se hizo su amigo.
«Me decía que no me diera por vencido, que teníamos que llegar, con la misericordia de Dios. Y también me dijo que allá iba yo a tener una mejor vida».
Finalmente menciona que en Estado Unidos podrá estudiar y ahorrará para poder traer a su mamá y vuelvan a estar juntos.
Con información de: Milenio.