
Detienen a 6 hombres por asesinato de joven en anexo de Almoloya del Rio
San Mateo Atenco, Edomex, 17 de mayo de 2021.- La habilidad natural de sus manos, que a lo largo de más de 25 años se ha ido perfeccionando, ha hecho que Carlos Valles Ramírez, originario San Mateo Atenco, logre crear figuras de aves en miniatura a base de migajón. Por su tamaño, color al óleo y detalles que las vuelven únicas, son piezas artesanales orgullosamente mexiquenses.
La guacamaya, tucán, quetzal, grulla, carpintero, chara pinta, flamingo, ave del Paraíso y colibrí, que son de los más vendidos, son parte de las cerca de 35 especies de aves mexicanas que oferta. Su tamaño mínimo es de dos milímetros y algunas piezas llegan a medir máximo entre uno y dos centímetros.
Además, ha hecho otras figuras como pedidos especiales como unos delfines para España y jaguares para Quintana Roo. Algunas de sus piezas han llegado a varias partes del mundo a través de clientes turistas de Alemania, Japón, Guatemala, Cuba, Panamá y otros.
El señor Carlos, recuerda que desde la adolescencia le llamó la atención manejar con sus dedos las migajas del pan, su primer objetivo fue crear un pajarito, el cual logró tras meses de práctica, sin embargo, no contempló comercializar. Los primeros que vendió fueron para un amigo, pero pasaron años para que su labor se convirtiera en sustento.
Cuando su hija fue diagnosticada con leucemia, la prioridad era su salud, por lo que descuidó el negocio que tenía junto con su esposa y los estragos económicos se presentaron, fue en ese momento que decidió retomar la elaboración de las aves de migajón y aventurarse a venderlos. Con un pequeño lote y poca variedad, salió a las calles y el primer día vendió sólo uno, pero fue persistente y así, poco a poco, se hicieron atractivos.
Para él, cada día es de ir mejorando sus creaciones, darles un toque especial para que sean lo más parecido posible a las aves reales, cuidando detalles precisos en ojos, pico, alas, plumas, por lo que la elaboración de las piezas le lleva aproximadamente una hora entre el moldeado y pintado, “a veces no sale a la primera, a mi me gusta llegar casi a la perfección”, dijo.
A pesar de su larga trayectoria, la pandemia por Covid 19 vino a entorpecerla pues la situación le causó depresión, enfermedad que lo llevó a perder el gusto por su labor artesanal, pero hoy, asegura va teniendo un mayor control y sigue disfrutando de elaborar sus aves, las cuales desea se queden como un legado y tengan reconocimiento, ya que la edad va complicando la vista y el pulso, por lo que sabe llegará el día en que deje de hacerlas.
“Vamos de bajada y al rato ya nadie va a hacer este trabajo”, expresó, pues aunque ha animado a sus hijas a que aprendan y sigan la labor, reconoce no es fácil, “es complicado, requiere mucho control, tener el sentimiento para lograr los detalles, la calidad”, dijo.
Sin embargo, de sus hijas recibe admiración y apoyo innovando con la creación de cuadros decorativos, así como la incursión en las redes sociales para darse a conocer y lograr comercializar más sus piezas, por lo que además de encontrarlo en la Marquesa, que es su punto de venta, se puede contactar en la página Aves de México en miniatura en Facebook e Instagram.