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Toluca, Edomex, 4 de marzo de 2022.- La música para Nancy Guadalupe Arzate García es el medio para transmitir cosas positivas al mundo, como la esperanza, el entusiasmo y la motivación para salir adelante. En su infancia nació el amor por este arte y el sueño de inspirar a otros a través de melodías desde su violín. Por ello, desea estudiar música profesionalmente; sin embargo, nunca imaginó que ser invidente se convertiría en un obstáculo.
“Yo quería entrar a la UAEMéx, toco el violín y yo aspiraba a una licenciatura para tener más oportunidades, pertenecer a orquesta y después hasta un posgrado, pero me dijeron en la Facultad de Artes que según la escuela no está preparada para recibirme”, expresó.
La joven de 26 años, padece un síndrome hereditario que se desarrolló a sus 9 años, fue perdiendo la visión paulatinamente y a los 12 años sufrió desprendimiento de retina irreversible. Pero perder la vista no fue lo único que impactó en su vida; a los cinco años perdió a su mamá a causa del cáncer, y cuatro años después, falleció su papá, quedando bajo tutela de su tía.
Aunque sus tíos y primas la apoyan y velan por ella, Nancy siempre ha luchado por salir adelante y ser independiente; ser profesionista y tener sus propios ingresos son sus anhelos, “yo desde chiquita soñé con tener un estudio, un trabajo, echarle ganas y salir adelante”, expresó.
Con esa motivación, y gracias a que, dijo, se fue encontrando personas buenas en su camino, logró concluir sus estudios hasta el bachillerato. En la primaria una maestra la guió para estudiar braille, “de ahí empecé a acoplarme, a tener una mejor educación, ya podía escribir, leer”, dijo. En la secundaria, a través de una compañera recibió en donación una máquina perkins; en la preparatoria, dijo, su director fue muy humano y recibió mucho apoyo para obtener becas gracias a su buen promedio.
Por todo ese respaldo educativo en escuelas públicas de Toluca, decidió que el siguiente paso sería entrar a la licenciatura en Música de la Escuela de Artes Escénicas de la UAEMéx, por eso comenzó a prepararse para tener el conocimiento previo que demanda la casa de estudios.
Tomó clases de música en escuelas y con profesores particulares pese al esfuerzo económico que implicaba. Además recibió apoyo de un pianista invidente para estudiar musicografía (música en braille) e imprimir partituras, “me enseñaron con mucho amor, mucha paciencia, a pesar de mi discapacidad no me cerraron las puertas, al contrario“, expresó.
Este año, siguiendo los requisitos de la convocatoria universitaria acudió a la entrevista personal con su instrumento como parte de los exámenes internos, fue ahí donde recibió la negativa e incluso la doctora que la recibió, dijo, le aplicó un examen más complejo del que debió presentar.
“Le comenté que yo ya tenía conocimientos previos y sabía escribir música pero se cerró mucho y me dijo que no, que era mucho problema, …a mí me dio coraje, mucha tristeza, porque yo he sabido que por parte de la universidad han egresado muchas personas invidentes… yo sentí que más que la escuela son los maestros y principalmente ella porque imparte varias asignaturas durante la licenciatura y yo siento que ella no se quiso comprometer a enseñarme… seguro ni el rector sabe”, dijo.
Aunque su sueño es dedicarse a la música, en estos momentos no sabe qué camino tomar, pues no desea interponer denuncias por el temor de después sufrir represalias y no disfrutar sus estudios. Por lo que seguirá con sus clases particulares para perfeccionar su talento y quizá, volver a intentar ingresar o buscar otras opciones donde pueda desarrollarse.
En tanto, para obtener ingresos y pagar sus clases, seguirá con la venta de ropa que emprendió durante la pandemia, así como a buscar los medios para apoyar a más personas con discapacidad a estudiar, y en un futuro poder abrir una fundación.
“Yo quiero que realmente se vea la equidad con nosotros, las personas con discapacidad porque también tenemos derecho a la educación y no es justo se nos cierren las puertas, tenemos que vivir y salir adelante… una persona con discapacidad tiene muchísimos gastos, hasta para estudiar no es lo mismo comprar una libreta a comprarte un ciento de hojas braille“, dijo, para luego invitar a la población a ayudar, dentro de sus posibilidades, a quienes lo requieren.