
El “olvido del Río Nueces”
Leer el libro de “El Príncipe” la Biblia de la política en nuestra sociedad, es aprender lo que un cronista debe de hacer en la tarea de estudiar a su sociedad. Estudiar al ser humano en el terreno más difícil y pantanoso que es la vida política tal cual es y no tal cual cree que es.
De la comprensión que tiene al ver que es el nepotismo lo que impera en la sociedad de aquel tiempo a finales del siglo XV en Europa, pasa a otra experiencia que se sucede en la búsqueda del poder político como experiencia de ello y del comportamiento moral de sus conciudadanos. El libro de Maurizio Viroli titulado “La sonrisa de Maquiavelo” dice así: “Se siente traicionado; descubre que determinados amigos son en realidad sus más acérrimos enemigos. Confiesa su amargura algunos amigos, los verdaderos, aunque podemos estar seguros de que no lloró sobre sus hombros.” Quien anda en los senderos escabrosos de la política debe tener fuerte temperamento y duro carácter para aguantar todo tipo de lecciones y una de las más repetidas y sentidas por los afectos de que estamos formados, es precisamente el tener cariño por una amistad y saber que ella ha sido capaz de traicionar con la mentira o calumnia al que hizo sentir que era amigo.
Traición del amigo más querido y vivir situaciones en verdad lastimosas son hechos cotidianos en la política a través de milenios. Por eso es que en las filas de la política se dice: <<que si es necesario comer sapos haya que hacerlo y pedir otra probadita, para demostrar que se aguanta todo>>. En este caso lo que se aprende al estudiar la vida de Nicolás Maquiavelo es que seguramente vivió esas experiencias de <<comer sapos y pedir otra prueba de ellos>>.
Por eso cita Viroli: “Uno de estos, Filippo Casavecchia, le escribe una larga carta, el 30 de junio, para recordarle que la historia está llena de ejemplos de amistades que después se convirtieron en feroces enemistades: Mario y Sila, César y Pompeyo; y, en Florencia, Julián de Médicis y Francesco de’ Pazzi. Y cierra la misiva instándolo a consolarse pensando que la victoria de quien le ha impedido ir a Alemania es un triunfo efímero.” Sí, una bella lección de la política, que también tiene cosas buenas y, es que muchas veces, triunfos a nivel de nepotismo son más rápido que tarde caídas estrepitosas. Subieron por el elevador y no escalón por escalón como recomienda Jesús Reyes Heroles en la vida política, para hacerse fuerte y seguro de escalar los peldaños en busca del poder político al adquirir carácter y sabiduría y no llegar improvisados al mando gubernamental.
Lo que se logra por el sendero fácil del nepotismo recibe todo prácticamente sin ningún esfuerzo, por lo que no logra experiencia, ni respeto de sus conciudadanos. Cuenta Viroli: “El mismo día otro amigo, Alessandro Nasi, empieza su carta con estas palabras: <<Gentil y no desgraciado Maquiavelo>> También él mismo lo anima a no deprimirse porque, en el fondo, es mejor para él quedarse en Florencia que cabalgar por la Todesquería. La carta termina con palabras que van al meollo del problema: el que es animoso, recto, respetuoso de Dios y devoto del bien común, ha de merecer confianza y no importa que sea <<rico o pobre>> magnate u hombre del pueblo.” Ha de aparecer en vida del diplomático de profesión siempre tal cuestión. Qué es mejor, ser hijo de padre poderoso o estar lleno de talento para comprender las enseñanzas de la política y el saber alcanzar dicho poder, así como mantenerlo por largo tiempo.
Su obra magna nos dice episodio por episodio cómo hay que comprender el comportamiento de los principados. La enseñanza de Maquiavelo sobre el tema ha de ser la del cronista que vive su tiempo, sufriendo directamente enseñanzas que son ahora motivo de estudio en facultades de ciencias políticas de las universidades en el mundo. Leo en el texto citado: “No ocurría así en Florencia; y sufría por el hecho de tener grandeza de ánimo y mente libre sin ser aristócrata ni rico”. El estudio psicológico de la mente de Nicolás es otra lección de cómo debe ser el político cuando lo es en verdad. No fue necesario en Maquiavelo el alcanzar a ser un “Príncipe” para dejar honda huella en los estudios de la política creada por el ser humano para saber gobernarse a sí mismo y en colectividad.
La amistad y sus relaciones en territorio escabroso que es la política termina convirtiéndose en la lección de que en la misma no existen amistades serias ni honestas: sino sólo intereses, que imperan sobre todo el comportamiento de vida sin que cuente la moral o la ética. Es por demás citar el comportamiento de los tres dictadores más terribles que tuvo la humanidad en el siglo XX: Adolf Hitler, Benito Mussolini y José Stalin. En los tres impera su baja calidad humana y ética. Pudiendo cambiar de ideas de un día para otro, así como el burlarse del comportamiento individual o colectivo, cuando éste no les fue seguidor de sus flotantes ideologías que hicieron surgir el nazismo y fascismo.
Tiempos de enseñanza en su praxis son ejemplo de que el nepotismo lleva al fracaso. Cito a Viroli: “Por fin, Maquiavelo viajó a Todesquería. Soderini no podía fiarse de las cartas de Vettori, que, por ignorancia o por cálculo político, daba por inminente la invasión de Maximiliano y exageraba el número y eficiencia de sus tropas”. Es decir, el responsable de atender lo que sucede en Alemania no tiene respuestas objetivas, pues su tarea no la conoce y es por ello, que se precisa de un sabio que bien conozca las condiciones del momento en lo que identificamos como es el país teutón.
Tan compleja es la vida de esos tiempos y por ello más sorprende la inteligencia de Maquiavelo, leo a Viroli: “Tomando como pretexto la necesidad de contar con alguien que lo informase de viva voz si las cartas se extraviaban, consigue enviar a su fiel Nicolás hacia la corte imperial. Formalmente, su función es poco más que la de un correo: en realidad, tiene que controlar que las cartas enviadas a Florencia no estén escritas de manera que favorezcan a los enemigos del confaloniero”. Múltiples veces en su vida Maquiavelo se ve en este tipo de situaciones: ir emergente a resolver problemas de la real política, que está siempre pendiendo de un hilito y a punto de romperse para causar una catástrofe.
Aprender de Maquiavelo que el almasabe del sentimiento de traición de los amigos, esa traición que bien cita Vicente Riva Palacio Guerrero en el siglo XIX, cuando vive la experiencia con don Benito Juárez al ver la época de presidente de la república en la guerra civil entre liberales y conservadores o republicanos contra centralistas y el vivir la llegada y estancia del Emperador Maximiliano de Habsburgo en años que desangraron al país, que en 1821 de había desligado del imperio español en ese terrible siglo XIX para México las traiciones se sucedieron una y otra vez entre grupos y logias, entre liberales y entre conservadores.
Vicente Riva Palacio decía con amargura que los ‘amigos’ habrían de ser los más terribles traidores al amigo que más les había dado. Así lo vivió en su tiempo Maquiavelo, pero además en las lecciones de su tiempo. Maquiavelo se vio en la necesidad de actuar una y otra vez, para poner orden o dirigir correctamente muchas tareas de quienes irresponsablemente las abandonaban.
Maquiavelo es por lo que vemos en su biografía un cronista de su tiempo: sabio en el estudio de la política y a la vez un responsable ciudadano, que pone por encima de todo las tareas que hay que resolver poniendo en peligro su propia vida. Basta con pensar todos los viajes que hizo, para ello. cito a Viroli: “Maquiavelo parte el 17 de diciembre. Atraviesa Lombardía, Saboya, Ginebra, Bolzano, Constanza.” Se dice fácil, en aquellos tiempos de grandes extensiones en el centro de Europa, donde lo más que veía eran extensiones despobladas, donde el peligro en estas correrías era un hecho a diario, con la aparición de todo tipo de bandas de delincuentes y de ejércitos de diversos reinos, que temían la presencia de extranjeros en em el dominio de sus tierras.