
En la relación con Estados Unidos, más vale prevenir que lamentar
Pensemos lo que eran en aquellos tiempos la relación de amistad, laboral, política o amorosas a través de las cartas. Pongo atención al libro “Epistolario 1512-1527 / Nicolás Maquiavelo”, aquellos años del siglo XVI de nuestra era que el sólo ver sus escritos en papel de aquella época y la tinta utilizada para escribir a mano tales textos es pensar en una época que ya se ha ido.
Es una fortuna encontrar este tipo de epistolarios, ello me hace recordar en el siglo XX a nuestro sabio Alfonso Reyes que deja una obra importante por la gran cantidad de cartas que escribe a los mayores intelectuales hispanoamericanos de ese siglo.
En el caso de Nicolás Maquiavelo es una experiencia relevante para quien desea ser estudioso de las ciencias políticas, pero que además desea comprender lo que es un Cronista de verdad. Es decir, el hombre o mujer que escribe de su tiempo, viviéndolo, estudiándolo, enfrentándolo.
La lectura de este libro cuya traducción del italiano, edición y notas para hacerle aparecer en la editorial Fondo de Cultura Económica, en su primera impresión el año 1990 y la primera reimpresión en 2016, cuyo texto es el que consulto representa enseñanzas admirables en los dos sentidos, la vida política, día a día si se puede decir así, de un florentino cuyas enseñanzas son ya eternas, y por el otro lado el aprender cómo es que se hace el Cronista en todo tipo de áreas de la vida humana.
Cito por ejemplo la carta que Maquiavelo escribe a su amigo diplomático Francisco Vettori, que se encuentra en Roma, la ciudad eterna, esto dice el florentino: “Sobre el estado de las cosas del mundo saco yo esta conclusión que nosotros estamos gobernados por tales príncipes, que tienen, por naturaleza o por accidente, tales cualidades: tenemos un papa sabio, y por eso grave y cauteloso; un emperador inestable y tornadizo; un rey de Francia irritable y temeroso; un rey de España tacaño y avaro; un rey de Inglaterra ferozmente rico y ávido de gloria; los suizos bestiales, victoriosos e insolentes; nosotros de Italia pobres, ambiciosos y viles; a los demás reyes no los conozco”.
Su vida fue la política y siendo este el territorio más pantanoso que puede haber en la vida humana, el estudioso de esa área de la vida humana en el siglo XVI se pone a señalar de manera tajante cómo es que son los grandes señores de ese tiempo. Además con una visión global pues no se queda en reinos de Italia o feudos se aquellos tiempos. Esto quiere decir que el Cronista no debe de ponerse una camisa de fuerza que le limite en el objeto de su estudio.
O la Crónica es tarea de amplias visiones aunque sea sólo dedicada en un momento a un barrio o comunidad social en la que vive, su tarea es comprender lo particular comprendiendo también aquello que se generaliza en las inquietudes del filósofo. De otra manera es un investigador de la microhistoria pero sin atender el consejo del historiador Luis González y González, sí, estudiar mi pueblo donde he nacido, pero con la obligación de conectarlo con la historia patria para comprender la nación.
Estudia el objeto que es tarea de investigación social, hazlo con pasión sin medida, pero con la lentitud del científico de laboratorio que no acelera sus resultados con tal de llegar a una idea preconcebida. Maquiavelo nos dice las cosas tal cual las ha estudiado en su tiempo. Historiador profundo lo es pero su fin último es descifrar el presente en que vive, por eso escribe a Francisco Vettori: “Y no es fiéis para nada de las armas que decís voz que en Italia podrán algún día dar fruto, porque es imposible; primero respecto a ellos, porque serían varias cabezas desunidas, y no se ve quién podría ser la cabeza que los mantuviese unidos; segundo, respeto a los suizos. Y tenéis que entender esto, que los mejores ejércitos que hay son los pueblos armados, y a ellos no pueden oponerse más que ejércitos similares”.
La sabiduría de Nicolás es una de las más cultas de su siglo, y cierto, que debemos de pensar que es un hombre de dos siglos: XV y XVI, hombre que vive dos mitades por lo que ha de beber esa sabiduría que le da su conciencia histórica la cual utiliza cada vez que quiere demostrar que tiene razón, por eso escribe en la carta a su amigo diplomático: “Recordar los ejemplos mencionados; encontraréis los romanos, los lacedomonios, los atenienses, los etolios, los aqueos, enjambre de ultramontanos, y encontraréis que quienes hicieron grandes armaron a sus pueblos, como Nino a los asirios, Ciro a los persas, Alejandro a los macedonios”.
Sabiduría de fondo y de extensión para aquellos tiempos que no hace mucho, quizá unos cincuenta años se comenzó a divulgar la sabiduría a través de la imprenta de Juan Gutemberg. Fue un sabio de las características de Carlos Marx en el siglo XIX, hombre que dedicaron su vida a leer y más leer como dijo Sor Juana Inés de la Cruz en su tiempo. Sabio como Jorge Luis Borges en la literatura, filosofía y diversas culturas que le atrajeron en su tiempo: cierto, de política no supo mucho el genial invidente argentino. Pero los sabios a través de la lectura dejan asombrados a cualquiera de su tiempo por saber mucho, mucho de todo aquello que investigaron y leyeron una y otra vez.
Bien dice el florentino en la carta aludida: “En los ejemplos sólo encuentro a Aníbal y a Pirro que con ejércitos recolectados hicieron cosas grandes. Lo cual nación de la excesiva virtud de los jefes, que era de tanta reputación que podía en aquellos ejércitos mixtos el mismo espíritu y orden que se encuentra en los pueblos”. Sabiduría de lo que se habla o se escribe. Es raro pensar que Maquiavelo hablara sin saber de lo que hablaba. NO fue un sofista que recibiera pago por contar mentiras. Fue tan serio y profesional en su comportamiento que por ello le jalaban las orejas al ser sincero y poniendo la verdad por delante señalaba de los peligros para la república florentina que fue el amor de su vida.
Visión de filósofo, es decir de aquel que ve el panorama en esos tiempos qwue el hombre estaba limitado por los grandes territorios que tenían que caminarse en caballo y bajo el ruido de las ruedas de carrozas a lo más. Dice Nicolás: “Y si consideráis las pérdidas de Francia y las victorias suyas, veréis que venció mientras tuvo que combatir con italianos y españoles, que fueron ejércitos similares a los suyos, pero ahora que tiene que combatir con pueblos armados, como don los suizos y los ingleses, ha perdido y corre el peligro de perder más”. Sabiduría para comprender la política, la de la diplomacia y la de las guerras que en el caso de su Italia desunida de aquellos tiempos mucho le hacía sufrir cada día de su existir en ese vagabundeo que le hizo un sabio y un cronista de su tiempo.