
En la relación con Estados Unidos, más vale prevenir que lamentar
La lucha contra el cáncer ha sido históricamente, un desafío que requiere de una respuesta integral y coordinada en de las instituciones de salud públicas y privadas. La falta de un sistema robusto de atención, la escasez de recursos y la ineficiencia en sudistribución han perpetuado una realidad dolorosa para miles de personas. El sistema de salud de México requiere de una reforma legal de carácter transversal que aborde las causas y los efectos de la atención al cáncer.
El cáncer debe ser considerado como una prioridad de Estado. Para ello se requiere la creación de un marco normativo sólido, que abarque todas las fases del tratamiento, desde el cuidado del medio ambiente, la prevención y detección temprana hasta los cuidados paliativos. Que todos los mexicanos, sin importar su situación socioeconómica, puedan acceder a la atención oncológica sin barreras económicas, en un sistema de salud que garantice la universalidad y gratuidad de los servicios. La salud es un derecho humano, y el cáncer debe ser tratado como un problema de salud pública nacional.
Legislar para que el inicio del tratamiento oncológico se realice dentro de los 60 días posteriores al diagnóstico. Este plazo no solo está alineado con las mejores prácticas internacionales, sino que también mejora considerablemente las tasas de supervivencia. Además, permite una mejor gestión de los recursos del sistema de salud, evitando el colapso de los servicios públicos y reduciendo la mortalidad asociada con diagnósticos tardíos.
La creación de un fondo federal específico para el tratamiento del cáncer es fundamental para garantizar financieramente que los pacientes puedan acceder a cirugías, quimioterapias y radioterapias. Este fondo también puede incluir convenios con hospitales privados de gama media, lo que permitirá expandir la capacidad de atención en un sistema que lucha por cubrir la creciente demanda.
La información es poder. Es necesario financiar y establecer mecanismos eficientes que aseguren que el Registro Nacional de Cáncer se convierta en una herramienta operativa y accesible. Este registro debe abarcar tanto la población adulta como la pediátrica. La implementación efectiva del RNC garantizará un mejor seguimiento de las estadísticas y contribuirá a la planeación adecuada de políticas públicas.
Para garantizar una atención homogénea y de calidad, es indispensable desarrollar protocolos y guías clínicas basadas en la mejor evidencia científica disponible. La estandarización de estos protocolos permitirá optimizar los recursos, elevar la calidad de la atención y utilizar tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, para el seguimiento clínico de los pacientes. Este enfoque mejorará los resultados en salud y reducirá las disparidades en la atención.
Uno de los mayores retos que enfrenta México en el ámbito oncológico es la falta de especialistas en cáncer. La formación en oncología debe ser robustecida a través de la expansión de las plazas en residencias médicas y la incorporación de esta disciplina en la currícula médica nacional. Además, es fundamental la creación de un programa nacional de posgrado en ciencia oncológica, con un enfoque multidisciplinario que abarque no solo la medicina, sino también las ciencias biomédicas, la psicología y la nutrición.
Para reducir nuestra dependencia de tratamientos extranjeros, es necesario fomentar la investigación científica en procesos celulares del cáncer y apoyar la producción local de medicamentos. La creación de incentivos para la investigación biomédica y la producción farmacéutica nacional permitirá que México avance hacia la autosuficiencia en el tratamiento del cáncer, asegurando que los tratamientos estén disponibles a un costo accesible y de calidad.
El proceso de aprobación para nuevos medicamentos debe ser agilizado sin sacrificar la seguridad. En particular, los medicamentos oncológicos, incluidos los biosimilares, deben ser evaluados con mecanismos claros y expeditos. La creación de un fondo para terapias de alto costo y la implementación de un reglamento de plazos prioritarios por parte de la COFEPRIS facilitarán el acceso a estos tratamientos esenciales en tiempo y forma.
El establecimiento del Sistema Nacional de Atención Integral del Cáncer (SNAIC) es crucial para asegurar que los pacientes reciban un tratamiento coordinado, desde la prevención hasta el cuidado paliativo. A través de la creación de una Red Oncológica Nacional, se optimizarán los recursos y servicios disponibles, permitiendo la referencia y seguimiento adecuado de los pacientes, además de mejorar la portabilidad de la atención.
Finalmente, para que todas estas medidas sean efectivas, es indispensable garantizar la asignación suficiente de recursos y la gestión transparente de los mismos. La implementación del Registro Nacional de Cáncer y el seguimiento continuo de la Estrategia Nacional de Atención Integral del Cáncer deben ser monitoreados mediante mecanismos claros de evaluación. La transparencia en el manejo de los fondos asegurará la confianza pública y garantizará que los recursos lleguen a quienes más lo necesitan.