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TOLUCA, Edomex, 25 de agosto de 2025.- La Trilogía del Kaos demostró que el ska mexicano e independiente sigue más que vivo, manteniendo la esencia principal del género y sus letras, que son: diversión, libertad, rebeldía, garra y contestatarios, luego de reunir a más de 8 mil seguidores en la Arena CDMX, quienes gozaron con la presencia de tres de las mejores bandas de toda esta generación.
Out of Control Army, Sekta Core y La Royal Club lograron llevar de la calle a uno de los recintos más grandes del país un género que por décadas fue ninguneado y olvidado por las industrias de la música y el espectáculo.
Pero lo que se vivió este domingo fue solamente un viaje por el recuerdo, por la esencia y vivencias de generaciones que hace más de tres décadas adoptaron al género como un aliado de lucha, hermandad, pero sobre todo de un ideal.
Cada una de las bandas, en sus presentaciones, logró que varias generaciones juntas fueran una misma: desde niños en los hombros acompañados de sus padres —que sin duda se conocieron en una tocada de ska—, jóvenes que crecieron y mantuvieron su gusto musical, y los adultos contemporáneos, vulgos chavorrucos, bailaron, gozaron, disfrutaron e hicieron del slam una catarsis para la celebración.
Cada una de las agrupaciones, a su estilo, consiguió que se formaran los círculos de danza para que, al ritmo del sonido fiestero y los ánimos, se lograra que los cuerpos chocaran, se aventaran y formaran una unión sin violencia.
Mientras Out of Control Army comenzó la velada iniciando lo que se iba a descontrolar, Sekta Core con sus rolas hizo recordar aquellas tocadas en las islas de CU, en los apoyos al movimiento del 68, las marchas estudiantiles, de gobiernos represores, pero sobre todo de la unión con la cultura de la lucha libre, con el Hijo de Fishman al tocar Lucha extrema, un himno de las Arenas López Mateos, Ecatepec, donde los gladiadores se golpean con mesas, sillas, alambres de púas, focos, tachuelas y más.
Con Royal Club, el cierre fue de fiesta con invitados como Lost Acapulco, Interpuesto, y la cereza en el pastel con Pino de Los Estrambóticos al cantar Sudáfrica Mi Cuerpo, y con Omar De León de La Castañeda en Cautivo de la Calle, junto a Misael Oseguera del Panteón Rococó, que estuvo con ellos en toda la tocada.
Fue un momento en el que, como pocas veces sucede, los celulares se guardaron; pocos los sacaron, ya que la noche era para gozarla y que se quedara en la memoria, no en el aparato, tal y como era hace 30 años.