Delfina Gómez atiende a familias afectadas por lluvias en Naucalpan
TOLUCA, Edomex., 7 de febrero de 2015.- Tener más grande el nombre que el poder podría ser no tan conveniente para la historia, como le pasó a Manuel Apolinario José María Ignacio Antonio Lombardini de la Torre, quien sólo ostentó la Presidencia de la República de manera provisional, del 7 de febrero al 20 de abril de 1853, fecha en la que entregó el cargo al general Antonio López de Santa Anna, a quien le era tan fiel que el propio efímero primer mandatario lo mandó llamar para entregarle el poder. Santa Anna estaba exiliado en Turbaco, Colombia.
La historia señala que Lombardini provenía de una familia de abolengo de ascendencia italiana con una buena posición económica. Tomó clases particulares en su casa. Ingresó al Ejército nacional a la corta edad de 12 años. Luchó contra los franceses en la primera intervención llamada la Guerra de los Pasteles en 1838. También participó en la guerra de Texas de 1838 y en la intervención estadounidense en México en 1847. Lombardini falleció de pulmonía a los 51 años.
En 1931 entró en vigor la reforma constitucional enviada por el gobernador Abelardo L. Rodríguez, que divide a Baja California en dos territorios, separados por el paralelo 28.
En el ámbito de las letras se lamenta la muerte del guatemalteco Augusto Monterroso, acaecido en 2003. El escritor se dio a conocer por sus colecciones de fábulas y cuentos breves e hiperbreves. Su cuento de siete palabras “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí “, estuvo considerada como el relato más breve de la literatura universal durante muchos años. En la música, Nueva York recibe con euforia la llegada, por primera vez, de Los Beatles en 1964, reafirmando la «beatlemania», cuando 73 millones de personas prenden sus televisores para verlos en el famoso programa de Ed Sullivan.
Por cierto que en Londres nació un 7 de febrero de 1478, Tomás Moro, político y escritor inglés conocido por adoptar una postura religiosa contraria a la del rey Enrique VIII, lo que, a la postre, le costó la vida.