Balazos en el pie
Parece ser que las apuestas ya se han limitado sólo a poder saber quién le atinará al día en el que el gobernador mexiquense Eruviel Ávila Villegas, abandonará el cargo para el cual fue elegido por seis años y, que en teoría, es irrenunciable de acuerdo con lo que marca la ley.
La realidad es que el trabajo falló, pero no sólo el de Eruviel; esa evaluación la estarán haciendo cada uno de los cientos o tal vez miles de afectados con las decisiones gubernamentales que tomó a lo largo de su estadía al frente del Poder Ejecutivo estatal el que hubiera sido elegido para hacer progresar a la entidad.
Él sabe que la percepción social no le es nada favorable, sabe que la gente no es que lo odie, simplemente ha pasado del hastío a la ofensa y de ésta a la indiferencia… nunca un gobernante había generado tanto repudio ni tanta apatía como el actual mandatario estatal.
Desde hace muchos años, es más, podría decir que nunca había visto que tan frecuentemente a un gobernante lo despreciaran tanto, incluso sus propios correligionarios y alcaldes. La ultima que le hicieron al mandatario mexiquense fue el desaire que provocó en varios alcaldes mexiquenses cuando estuvieron convocados a la sesión de la Cruzada Nacional contra el Hambre y tuvieron que retirar una treintena de sillas que simplemente no se ocuparon por más que alargaron el momento del inicio.
Pero me refería a que no sólo el trabajo de Eruviel falló, me queda claro que la propia estrategia de comunicación no pudo aportar mucho en esta materia, es más, lejos de posicionarlo como todo un señor mandatario, lo fueron debilitando y colocándolo en una especie de pináculo para el chico buena onda del pueblo, para el cuate de todos, pero no para el mandatario del estado más importante del país, y como decía su propio equipo, del hombre que sería el sucesor de Enrique Peña Nieto.
Sigo creyendo que con una buena estrategia de mercadotecnia puedes hacer que los errores de gobierno sean menos visibles, con una buena estrategia de comunicación puedes lograr que las cosas parezcan lo que no son, que con una buena carga de engaños hagas creer, y que sea verosímil, que el gobierno está trabajando en grande.
Es más, me atrevo a señalar que si se hubieran tomado las medidas necesarias en el momento justo y se hubiera emprendido una campaña de posicionamiento el mandatario mexiquense no estaría hoy en la visión que esta y que pase lo que pase cuando pase, lo dejará muy mal parado frente a la gente que en su última etapa pretendió hacer partícipes de sus logros y avances.
Si los grandes comunicólogos o especialistas en marketing del gobierno Eruvielista hubieran plasmado una campaña para hacer ver al mandatario como un hombre de compromisos de más largo alcance, en donde se posicionara la idea de que el mandatario regresaría a las comunidades en los siguientes dos o tres meses, si iniciara una campaña de revisión de “acciones de gobierno” por todo el estado y asegurara su regreso en cada región, hoy la gente, esa de a pie, no estaría apostando al igual que los columnistas y gente de la opinión publicada, que el mandatario se va.
A la gran mayoría de nosotros, cuando nos dicen que las personas regresan a pagar una deuda, a devolver algo prestado o simplemente a saludar, le seguimos creyendo; eso es lo que el gran equipo del mandatario Ávila ha olvidado, no se puede hacer comunicación política ni social cuando no sabes lo que la gente piensa, lo que la gente quiere y lo que la gente anhela.
Así que cada quien a cargar sus culpas, pero sin duda Eruviel Ávila no fue el hacedor de todas ellas, lástima que el único que pagará los platos rotos será el mandatario, que sin duda algún día se dará cuenta de que confió en quien no merecía.