Balazos en el pie
A lo largo de mis años de vida me ha quedado muy claro que los momentos más felices, incluidas las celebraciones de cumpleaños, deben de hacerse en compañía de los que realmente uno estima, quiere y con quienes, sin importar la fecha, siempre habrá espacio y tiempo para reunirse.
Pero en política, uno no se puede dar el lujo de celebrar así, y esto lo refiero porque fue el cumpleaños del mandatario mexiquense Eruviel Ávila Villegas y, hoy más que nunca, el gobernador necesitaba recibir regalos, muchos regalos, cientos de ellos pero desafortunadamente no llegaron, lo que él esperaba simplemente no se apareció y si bien hubo algunos, el rastro que dejaron tanto sus allegados como sus colaboradores y más sus conocidos, fue inocultable… el gobernador está solo.
Hay que acotar que el mandatario mexiquense es adicto a las redes sociales, quiere estar en todos lados, lo ha logrado en muchos casos sin duda, su presencia en las redes sociales se deja sentir en Facebook, Twitter, Instagram, Google plus, YouTube y tres redes sociales más en las cuales acumula una gran cantidad de seguidores.
Es más, me queda perfectamente claro que la gran mayoría de sus colaboradores no sabían ni que era ese asunto de las redes sociales, muchos de ellos pensaban que eran sólo cuestiones de jóvenes, y muchos tuvieron que adecuar sus agendas o las de sus subalternos para poder interactuar como al mandatario le es más conveniente.
No es nada nuevo ver que incluso el propio Ávila Villegas es altamente afecto a felicitar y dar a conocer sus logros a través de las redes sociales en las cuales sube fotografías, comentarios, saludos, e incluso hasta gira instrucciones a través de las mismas para que se atiendan tal o cual asunto que afecta a los mexiquenses.
Muchos mexiquenses han encontrado en las redes sociales la única vía para que su voz sea escuchada ni más ni menos que por el propio mandatario quien en una parte importante de sus actividades se constriñen a contestar personalmente las redes sociales.
Es por eso que pensando un poco en el lugar del mandatario ha de haber sentido un gran pesar que sólo algunos, muy contados por cierto, de sus colaboradores hayan optado por la felicitación en estos medios, algunos incluso estuvieron compartiendo aspectos de sus actividades pero no se dignaron en dirigirle unas palabras al mandatario para felicitarlo por su día.
El problema mayor y el regalo que él esperaba era el que nunca llegó pues la plana mayor del gobierno federal, esa que le hubiera dado la fuerza que el mandatario hoy reclama, que anhela, y que sobre todo le urge, nunca llegó. Dos secretarios del gabinete peñista, un par de dirigentes partidarios, uno que otro gobernador y un par de senadoras hicieron pública su felicitación. Nada lo suficientemente fuerte ni lo sobradamente animoso que le hubiera erradicado de una vez por todas las especulaciones de su salida renegada del gobierno estatal.
Lástima señor gobernador, muy probablemente le hicieron algunas llamadas, incluida la del presidente, pero lo que usted necesitaba era que de manera pública, de la que quedaran vestigios, usted pudiera haber capitalizado para revertir lo que es inevitable, la rumorología lo está destrozando y nadie sale en su ayuda.
Por cierto, no cree que sea momento de que se pudiera hacer una revisión de todos aquellos servidores públicos, desde jefes de departamento hasta secretarios del gabinete y coordinadores que optaron por mandarle una felicitación de la manera vieja y anquilosada de una tarjetita con los parabienes.
Y lo refiero por dos consideraciones que pongo en la mesa: si el jefe esta ocupando las redes sociales como su forma más efectiva de comunicación institucional, no es claramente entendible que la línea es esta y que deben de optar por modernizar la administración para que no sea sólo el mandatario el que haga un gobierno eficazmente de vanguardia y segunda, la circular que ustedes enviaron como parte del programa de austeridad del gobierno mexiquense señalaba que el canal de comunicación institucional sería sin duda el electrónico para ahorrar papel, tinta y traslados de documentos.
O sea, si un servidor público que en el intento de quedar bien con el jefe, hace lo que no debe y gasta más de lo que le está permitido, ¿acaso podrá ser un buen administrador de los bienes que le han encargado administrar? Los nombres los tiene su secretaria que fue la que recibió todas las tarjetitas de felicitación que le hicieron llegar sus (in) subordinados.