Balazos en el pie
En estos últimos días, aquellos que consumimos noticias de manera regular y para la enorme mayoría de la población de todo el país, el bombardeo mediático de temas de seguridad ha sido más que apabullante; muertos por aquí, asesinados por allá, violaciones en municipios en otrora tranquilos, en fin todo una pléyade de viejos delitos con nuevos protagonistas.
Desafortunadamente el país y la entidad así están; es el consuelo de muchos. En todos lados está ocurriendo esto, dice la aplastante mayoría de los políticos. Esto es un fenómeno nacional, replican los otros. Lo realmente cierto es que ninguna autoridad ha podido enfrentar el fenómeno social de la alta delincuencia con los arrestos suficientes para poder dar respuesta a la ciudadanía.
Y es que a mí en lo personal hay un tema que no me cuadra del todo; si durante los últimos años nos hemos topado con una enorme pared al tratar de combatir la inseguridad con el uso de más fuerza, ¿por qué simple y sencillamente no hacemos un cambio de estrategia que nos permita actuar más eficientemente?
La respuesta es muy simple desde mi punto de vista. Y aquí me voy a referir al actuar de la policía estatal y de las municipales del Valle de Toluca.
En estas corporaciones, las que tienen que ver con combate a la delincuencia, no a los de tránsito y vialidad, lo que parece abundar es el músculo, por la calle vemos a verdaderas máquinas de destrucción, todos los policías muy atléticos, muy bien armados, muy bien protegidos con chalecos antibalas, caretas antibalas, cascos antibalas, y todo para repeler a la también poderosísima fuerza delincuencial.
Lo cierto es que mientras la policía cuenta con un armamento de buen nivel, la delincuencia cuenta con dos armamentos de excelente nivel. Quieres una buena arma, esas cuestan, y muchos dólares, tú como gobierno no las puedes comprar o no las quieres comprar porque tu personal difícilmente sabe cómo usarlas, la delincuencia en cambio gasta fortunas inmensas en preparar a sus sicarios en tácticas de combate.
Es aquí donde yo pregunto, y si después de tantos años de combatir el fuego con fuego nos damos por vencidos y viramos para poder combatir el fuego con un par de neuronas que puedan funcionar y hacer sentir que el gobierno tiene de su lado a los buenos, a los excelentes pensadores, y estrategas surgidos de los mejores libros y fraguados en las batallas de los día a día.
Porque si el delincuente, desde el común hasta el de la delincuencia organizada, tiene para dos armas de altísimo poder, el gobierno tiene a una sociedad que encantada colaboraría con ellos en trazar derroteros de inteligencia para atrapar a los malandros.
Los que piensan en este país difícilmente tendrían cabida en las filas de la delincuencia, el pensar los hace estar alejados de ellos pero también los ha hecho alejarse del gobierno, de un gobierno enlodado hasta el cuello y más allá con el lodo de la corrupción, basta ya de tanquetas y camiones blindados y helicópteros amartillados, y cámaras que nos vigilan a todos menos a los que delinquen.
Hagamos que el cerebro triunfe sobre las armas, a fin de cuentas, hasta el momento nos han demostrado que para jalarle al gatillo, los delincuentes tienen más con qué responder que la autoridad.
Que no se olvide, David no venció a Goliat con un super carpentom o con una súper flecha, le bastó una piedra, colocada en donde debía, la inteligencia se impuso frente a la fuerza bruta… de no cambiar, este país seguirá estando en donde está o tal vez un poco más abajo.