Balazos en el pie
Este 8 de marzo todos los gobiernos, sin importar el nivel al que se haga referencia, estarán conmemorando el Día Internacional de la Mujer como cada año lo hacen, muchas poses, muchos festejos, algunas otras conmemoraciones, todos quieren ser por un día los mejores amigos de las féminas.
Las cifras también se darán a conocer al por mayor, algunas mucho más creíbles que otras, la gran mayoría maquilladas a conveniencia del funcionario en turno o del gobierno al que representen u obedezcan.
Lo cierto es que las cifras más claras son las que cada día, sin variación, arrojan las crónicas periodísticas de aquellos que cubren la fuente policíaca al dar cuenta de un día sí y otro también: mujeres muertas, asesinadas, desaparecidas, secuestradas, comercializadas y todos aquellas prácticas que los gobiernos denuncian pero nada hacen en forma para abatir.
La realidad llegará apabullante con lo descarnado que significará que cada día son más las mujeres que son agredidas, los políticos se llenarán la boca diciendo que nunca más permitirán que esto siga registrándose en el territorio nacional o en el mexiquense, las mismas mujeres que hoy ostentan un cargo de toma de decisiones enarbolarán la bandera de la equidad de género para hacerse aparecer en planas y planas de periódicos y horas de transmisiones electrónicas.
Pero lo verdaderamente cruel es lo que se vive cada día en las calles, lo que las mujeres de a pie, esas que no cuentan con subalternos pagados con el erario, padecen y que nadie, absolutamente nadie, hace nada por atender.
Si las cifras que manejaran los funcionarios fueran creíbles, si los programas que dicen llevar a cabo fueran reales, no se continuarían presentando en el país casos como el de la joven Yakiri Rubio a la que se pretende obligar a pagar una fianza del orden de 423 mil 800 pesos por haber matado al hombre que la violó en diciembre pasado.
Eso, sin duda, es el México real, ese que los políticos se han negado a ver por muchos años y que lastimosamente hoy se han vuelto hasta cínicos para reconocer lo que a todos los ciudadanos nos afecta.
Mientras el gobernante en turno tenga como norma el recibir obediencia plena de sus subalternos y con un simple borrón quieran entregar cuentas alegres a la ciudadanía, las cosas seguirán sucediéndose como a la fecha.
Nadie quiere celebrar algo que lo que menos genera es alegría, la gran pregunta que hemos escuchado desde hace varios años es ¿y qué festejamos o conmemoramos en este Día Internacional de la Mujer?… la respuesta sigue siendo exactamente la misma… nada.
Para cerrar propongo una iniciativa ciudadana. Que los gobiernos estatales, municipales y el federal no celebren el próximo 8 de marzo ningún acto oficial, y que todo eso que se tendrá que ahorrar sea canalizado a las mujeres que como la jovencita, tenga que pagar por haber defendido su honor y lo poco que este sistema le ha dejado de dignidad femenina. Eruviel, no gastemos en algo que nadie digiere, la violencia de género no se arregla con discursos, se hace con hechos, hechos en Grande.