Balazos en el pie
En días pasados la revista Proceso publicó un reportaje que abordaba el tema de la disputa de plazas que se está llevando a cabo al interior del territorio mexiquense por parte de los cárteles de la delincuencia organizada, sin que el gobierno que encabeza Eruviel Ávila haya podido, o mejor dicho, haya querido llevar a cabo alguna acción contundente contra estas organizaciones criminales que más rápido de lo deseable se han apoderado de cuando menos el 60 por ciento del territorio mexiquense o un poco más.
Pretendo hacer mis observaciones sobre el tema pero, como diría un gran amigo, primero lo primero y quiero relatarles un caso que a mí en lo personal me provocó una real desolación y desanimo en torno a lo que ya está pasando en el territorio mexiquense y que particularmente confieso, lo sentía muy lejano de estos terruños.
Hace poco menos de siete días, un suceso sacudió lo que era hasta antes del pasado 13 de marzo una sencilla escuela de reciente creación y con una plantilla escolar que no supera los 300 alumnos que se ubica en la zona de hospitales de la capital mexiquense. La escuela se llama Bandera Nacional.
En este espacio educativo fue descubierta una muy pequeña red de delincuentes prematuros que en realidad era muy pequeña; la componían dos niños de sexto grado de primaria que estaban imitando ya desde esa edad lo que antes era algo muy común en zonas del norte del país o en tierras purépechas; estos menores se dedicaban al cobro de derecho de piso a sus compañeritos de grados inferiores.
La cuota era de 20 pesos diarios.
Un padre de familia de los menores que fueron extorsionados me relató que el primer día que su hijo menor le solicitó los 20 pesos se los proporcionó sin mayor problema, pero el segundo día esto ya no fue así, la petición al padre despertó alarma inmediata pues el chico no se había distinguido nunca por ser un niño que gustase de comprar dulces o juguetes más allá de lo normal. Y que de ninguna manera significaban 20 pesos diarios.
Cuando el dinero fue negado, el niño no soportó el llanto y destalló que si no los entregaba los delincuentes harían lo que la imaginación de un niño de 7 años puede concebir al recibir una amenaza de alguien mayor que él.
El padre acudió a la escuela, relató lo sucedido y la directora procedió a indagar un poco más, para sólo descubrir que no era un solo niño, había por lo menos cinco chicos que formaban parte de la lista de los incipientes delincuentes.
Le solicitó a uno de los menores que acudiera a la entrega del dinero a la hora del recreo en la zona señalada por los delincuentes que eran los baños de la institución y fue ahí donde los sorprendieron con las manos en la masa… o en el dinero producto de la extorsión.
Los menores fueron expulsados de manera inmediata y nunca se levantó un acta ante la autoridad estatal.
Este último comentario lo refiero porque este simple hecho hará que el gobierno estatal se salga por su tangente diciendo que en la entidad no pasa nada, que nadie tiene reportes de esto y que esas son sólo elucubraciones de mentes reporteriles que buscan denostar el trabajo del mandatario mexiquense (perdón, debería decir excelente trabajo del mandatario mexiquense).
Esto ocurre muy lejos de los grandes reflectores pagados por el gobierno estatal y los municipios para salir a decir que aquí no pasa nada.
Sin embargo creo que esto lastima y mucho más que lo que pudieran sanar las declaraciones de los mandatarios de cualquier nivel y que sin duda están viendo otro México muy diferente al que nos está alcanzando…