Amaranto podría satisfacer con producción local necesidades alimenticias

TOLUCA, Edomex., 14 de septiembre de 2015.- El amaranto es un pseudocereal que posee el potencial de contribuir a satisfacer con producción local las necesidades alimenticias de la población mexicana, pues además de tener altos valores nutricionales, su procesamiento agroindustrial permite transformarlo en una amplia variedad de productos orientados a la alimentación, la diminución de la desnutrición e incluso, el tratamiento de enfermedades, sostuvo en la Universidad Autónoma del Estado de México, la investigadora Laura Elena Martínez Salvador.

Al presentar, ante especialistas de esta casa de estudios, el trabajo de investigación titulado “Revalorización de cultivos nativos en la búsqueda de la seguridad alimentaria y el desarrollo territorial: el caso de la agroindustria rural de amaranto en la Ciudad de México”, aseveró que la importancia nutricional del amaranto radica en que posee 1.5 por ciento más proteína que el maíz, 2.2 más que el arroz y 1.4 más que el trigo, nueve veces más hierro que el maíz, tres más que el arroz y el doble que el trigo.

La especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México indicó que la semilla tiene 7.7 veces más calcio que el maíz, 10.2 veces más que el arroz y 3.2 más que el trigo; además, contiene 1.5 más fibra que el maíz, 2.2 más que el arroz y 1.4 más que el trigo.

Por otra parte, puntualizó, el grano de amaranto no posee gluten, por lo que las personas que presentan intolerancia a este componente, presente en el trigo, la cebada y avena (celíacos), pueden consumirlo sin problema alguno.

El amaranto, subrayó Laura Elena Martínez Salvador, crece de forma intensiva, con una fotosíntesis rápida y altamente efectiva, sin importar la calidad del suelo donde se cultive, y aunque requiere de humedad, puede sobrevivir a condiciones climáticas extremas.

Aseguró que el rescate de este tipo de cultivos y alimentos tradicionales representa una excelente alternativa para mejorar la dieta alimenticia de los mexicanos, sobre todo porque 23 por ciento de la población vive en pobreza alimentaria y 30 por ciento de la población adulta padece algún grado de obesidad, lo que da como resultado una doble carga de malnutrición.