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LA PAZ, 10 de julio de 2015.- Una imagen ha dado la vuelta al mundo en el primer día del Papa Francisco en Bolivia: un Cristo crucificado sobre una hoz y un martillo –símbolo del comunismo–, el regalo con el que el presidente Evo Morales lo recibió en La Paz.
Aunque los problemas de audio de las únicas imágenes en video transmitidas del encuentro no permiten entender toda la justificación de Morales al polémico regalo, sí resulta evidente el desconcierto del Pontífice.
Para algunos el Papa dijo “No está bien eso” y para otros «No sabía esto» ante la explicación de Morales que parece describir el presente como una réplica de una talla que hizo en los ‘70s el sacerdote jesuita español Luis Espinal Camps, asesinado en 1980 por la dictadura, y por quien el Pontífice rezó en el camino que lo condujo del aeropuerto de El Alto hasta La Paz.
Poco antes del acto de intercambio de regalos y mientras recorría las calles de La Paz con dirección al Palacio de Gobierno, el Pontífice se detuvo en la zona donde se halló el cuerpo del sacerdote asesinado en la entrada del barrio de Achachicala. El Santo Padre pidió hacer un minuto de silencio y después rezó el Padre Nuestro junto a los fieles.
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