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CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Sin pilas, cables o recibos de luz…
Cómo pasa el tiempo, justo hace unos días, mientras hacia la copia de un archivo fotográfico, recordaba cómo los avances tecnológicos han repercutido para que cada vez un mayor número de personas en todo el mundo cuenten con una biblioteca digital personal llena de imágenes y recuerdos familiares.
Escribo lo anterior porque muchos de nosotros tenemos en casa los viejos álbumes llenos de fotografías y con ellas muchos recuerdos que vienen a la mente, en el mejor de los casos quizá tengamos algún video en formato Beta, VHS o DVD con algún evento digno de mención.
El tiempo pasa y ciertos caminos se transitan más fácilmente con el uso y aplicación de nuevas tecnologías; entre ellas, las que permiten detener el tiempo capturando una imagen o un momento especial. Algunos teléfonos móviles ya tienen esa función pero ¿qué es una videocámara?, ¿cómo estos aparatos han cambiado nuestras vidas?
Conocemos como cámara de video al dispositivo portátil que permite registrar imágenes y sonidos que se convierten en señales eléctricas capaces de reproducirse en un aparato determinado.
A principios de los años sesenta la única forma de grabar imagen era utilizando cámaras de cine, estos dispositivos se cargaban con rollos de película fotosensible y después de llevar a cabo el proceso de revelado (utilizando químicos), la película obtenida se podía ver en un proyector casero; obviamente el precio de estos complejos aparatos no era algo accesible para la mayoría de las personas, sin embargo era un primer avance.
Fueron los japoneses en 1967, quienes a través de una conocida firma de aparatos electrónicos presentaron el primer equipo portátil (Video Rover DR-2400), integrado por dos piezas, una cámara que filmaba en blanco y negro y la unidad de grabación que iba en una mochila.
La posibilidad de filmar cualquier situación dejo de ser exclusiva de unos cuantos y gracias a las compañías orientales el uso de estos aparatos se generalizó y su desarrollo tecnológico cobró fuerza.
De ahí en adelante, en los años setenta y posteriores, la lucha por ofrecer a los consumidores productos de mayor calidad con los avances tecnológicos más significativos dio frutos; cada vez eran más evidentes las mejoras en cuanto a peso y tamaño de los equipos, calidad de sonido e imagen, y otras características que a la fecha han promovido la mayor aceptación de estos componentes en el mundo entero.
Con la llegada de los años noventa dio inicio la era digital, donde las grandes multinacionales japonesas lucharon ferozmente por presentar la primer videocámara digital (la que almacena texto, audio y video en archivos electrónicos), logrando así una mejora considerable en calidad de imágenes.
Hoy en día, la posibilidad de grabar en video está al alcance de la mayoría; con la llegada de los teléfonos móviles cualquier persona puede filmar donde sea y compartirlo con una o cientos de personas gracias a las redes sociales. No hace falta tomar algún curso para ello, los aparatos ya cuentan con las aplicaciones necesarias para que con sólo oprimir un botón se lleve a cabo la magnífica experiencia de ser director de cine (en la escuela, el trabajo o en cualquier parte). Sin el estrés de la alfombra roja.
Grandes instantes se guardan en álbumes, en viejos y estorbosos video casettes o en archivos electrónicos. Pero la emoción que sentimos al recordar aquellos momentos, perdura con calidad inigualable en el Disco duro de nuestra mente.