Balazos en el pie
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Por favor échale un ojo a los frijoles…
Hace unos días tuve que desplazarme al centro de la ciudad para realizar un trámite, y con gran asombro descubrí que una de las actividades quizá con mayor éxito hoy en día desafortunadamente tiene que ver con la salud visual de muchas personas. Sí, parece algo chusco pero hay cualquier cantidad de ópticas o talleres de reparación de anteojos, a golpe de vista, comencé a preguntarme cuál sería la causa de que gran número de personas usemos lentes y quién los inventó.
Pues bien, entre infecciones estacionales, males congénitos y quizá algún accidente, sigamos este camino un tanto borroso, e indaguemos un poco más sobre el origen de los anteojos y su desarrollo para responder a la siguiente pregunta: ¿qué son los lentes?
Una lente es un objeto fabricado de vidrio o plástico transparente, cuyas caras son curvas y desvían los rayos del sol, se usan para corregir problemas de visión en seres humanos como (presbicia, miopía, astigmatismo), entre otras. Estas lentes pueden ser convergentes (más gruesos en el centro que en los extremos), o divergentes (más gruesos en los extremos que en el centro) según las necesidades del paciente o de la industria.
Su desarrollo ha contribuido para que también se utilicen en instrumentos como cámaras fotográficas, lupas, proyectores de imágenes, telescopios y microscopios con infinidad de aplicaciones en ciencias como Química, Medicina o Astronomía.
Hay información dispersa en cuanto a la fecha precisa en que se inventaron los anteojos, sin embargo, en la obra “Las Nubes” de Aristófanes (del año 423 a.C), se mencionan unos vidrios, que enfocan la luz solar para producir fuego lo cual es un tipo de lupa. Nerón, contemplaba las peleas de gladiadores a través de un cristal moldeado en forma cóncava, debido a problemas con la vista.
En 1267, Roger Bacon, un fraile franciscano de Oxford se interesó en el estudio de las lentes y sus efectos. Pero fue en el siglo XIII, cuando monjes italianos fabricaron los primeros lentes esmerilados. Para hacerlos, usaban un tipo de cuarzo llamado berilo que se trabaja hasta la fecha en las fábricas de vidrio de Murano en Venecia, Italia.
Con el paso de los años, los registros señalan que el Norteamericano Benjamín Franklin inventó los lentes bifocales en 1784, cuya estructura sumamente simple está formada por dos mitades de lentes, una que permite ver de lejos y otra que al mirar hacia abajo mejora de manera significativa la visión de cerca, acoplados en un mismo aro o armazón. De ahí en adelante el desarrollo de los anteojos y los avances médicos han hecho que la industria oftalmológica se consolide por ofrecer alternativas médicas que solucionen ciertos problemas de la vista.
Hoy en día podemos encontrar anteojos con gran variedad de texturas, materiales, marcas, diseños y precios, accesibles a nuestra posibilidad y gusto.
Los avances científicos hacen que el uso de lentes retarde el daño en los ojos de los enfermos, lamentablemente no se ha podido devolver la visón a los invidentes, sin embargo los adelantos de hoy; abren la posibilidad de que cientos de débiles visuales puedan mejorar su calidad de vida.
Tarea que sería más fácil si los que medianamente distinguimos colores y formas comenzamos por respetar los pasos y accesos de estas personas. El cristal con que se mira debe ser de respeto y consideración para todos por igual.