Balazos en el pie
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Papeles, balas y banderas
Aquella mañana de noviembre de 1810 en alguna calle del entonces Ayuntamiento de México, Don Germán de Concha y López, dueño de una imprenta, le dijo a Juan Procopio, joven aprendiz que trabajaba para él: “¡Ve y pregunta en la casa de correos si ha llegado el embarque de papel genovés que espero! Recién había pasado la revuelta de los Insurgentes que encabezó el cura Miguel Hidalgo y de a poco las actividades volvían a la normalidad.
Mucho se ha escrito sobre el inicio de la Independencia de México, de la conspiración en Querétaro, de los héroes, del por qué estando tan cerca de consumar el movimiento; inexplicablemente el clérigo de Dolores tomó una decisión que cambió el rumbo de la lucha y debilitó el ánimo de sus seguidores.
En este camino de lucha y casi 204 años después de aquella gesta, nos hemos preguntado ¿había científicos en la Nueva España?, ¿qué papel jugó la ciencia en la lucha? Pues bien, a estas preguntas busquemos respuestas.
Imagínense al cura Hidalgo tratando de organizar a miles de hombres y mujeres, sin la ayuda de alguien que pudiera leer y escribir para saber cuántos había, con cuánto armamento contaban; quién daría atención médica y sanitaria a enfermos y heridos, piensen por un segundo.
¿Que sería de su grupo más cercano de Generales si no tuvieran planos y mapas?, ¿de qué forma llegarían las comunicaciones a las diferentes poblaciones si personajes como don Germán de Concha y López no abastecieran de papel a maestros, clérigos, ingenieros o quien pudiera pagarlo?
Los españoles que acompañaban a Cortés descubrieron que los aztecas utilizaban a mucha gente para la elaboración de un tipo de papel que provenía del árbol de amate. Posteriormente, hacia 1575 la Corona Española fundó el primer molino papelero en Culhuacán pero su producción fue limitada y de uso local.
La ciencia y técnica en la colonia eran cosa de unos cuantos españoles ricos y de quien tuviera acceso. Para la primera mitad del siglo XIX, instituciones como la Academia de San Carlos, el Colegio de Minería y el recién creado Colegio Militar organizaban comisiones en las que participaba la comunidad científica de aquel entonces; delimitando fronteras, levantando mapas y planos del territorio y ¿qué creen?, ocupaban papel.
La actividad científica, si bien escasa a inicios del siglo XIX, se encaminaba hacia el progreso en todas las disciplinas del conocimiento. Con el tiempo, se logró la Independencia, y con empeño, hombres y mujeres de saber lucharon en aras de un México donde cada vez con mayor capacidad se hace, se habla y se divulga ciencia y tecnología.
Hoy en día, se fabrica papel de gran calidad en México, con las técnicas más avanzadas de impresión, pero recuerden que debemos ser cuidadosos del entorno, pues la materia prima sigue siendo la madera de los árboles. Mientras tanto, el próximo 15 de septiembre agitemos una bandera tricolor al tiempo de gritar con emoción ¡Viva México!