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CUAUTITLÁN IZCALLI, Edomex., 19 de abril del 2014.- Pagan mandas, lavan pecados, llevan su cruz a cuestas. Los latigazos que reciben, 50 en promedio, los purifican. Son los cirineos del Vía Crucis de La Aurora.
Este año alrededor de 60 cirineos, entre ellos dos mujeres y muchos niños, acompañaron el recorrido de Jesús rumbo a la crucifixión, en la escenificación de la Pasión de Cristo que desde hace más de 60 años realizan habitantes de La Aurora y colonias aledañas.
“¡Vamos, camina!”, grita el soldado romano y al mismo tiempo golpea la espalda del cirineo. Los látigos son de cuerdas, suaves al tacto pero duras al golpe.
Algunos cirineos portan túnicas, otros llevan el torso desnudo. Cargan troncos o cruces, de entre 20 y 40 kilos de peso. La carga de los niños es más liviana, al igual que los azotes.
“No siento que sea mala persona, pero puedo llegar compensar algunos de mis pecados. Y porque me gusta sentir la emoción, la satisfacción”, relata Alberto Lechuga Huerta, de 23 años de edad, habitante de La Piedad.
El tronco que carga pesa más de 30 kilos. El Viernes Santo de hace tres años murió su abuelo y caminó ese día para recordarlo. Desde entonces cada año acude a la cita, esta vez lo acompañaron cuatro familiares, dos de ellos menores de edad, sus sobrinos.
“La tradición consiste en hacer una manda y ahorita, que es Viernes Santo y se lleva a cabo el recorrido del Vía Crucis, participar cargando un tronco o una cruz, para sentir un poquito lo que viene siendo la pena y el Vía Crucis que cargó Jesús”, dice.
María Teresa Díaz, de 21 años de edad, del pueblo La Aurora, caminó los 3.5 kilómetros de recorrido cargando una cruz de unos 30 kilos de peso. No reveló su manda.
Viridiana Salazar Villa, de 23 años de edad, hizo la caminata para agradecer que se curó de una parálisis facial y no tuvo secuelas. La acompañó su novio Daniel Cabrera, quien la ayudó en el recorrido.
Todos los cirineos llegaron a su destino y cumplieron sus mandas. Las espaldas de muchos quedaron rojas y en algunos casos sangrantes, pero en sus rostros había sonrisas y satisfacción.
El próximo Viernes Santo tal vez vuelvan a cargar su cruz.