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MÉXICO, DF, 26 de enero de 2015.- Hoy se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, cuyo propósito es recordarnos que mientras la humanidad se muestre respetuosa de su entorno natural, se podrá tener una convivencia armónica. Esta fecha tuvo su origen a partir de la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo, Suecia, en junio de 1972.
En México, un 26 de diciembre de 1848 nació en el puerto de Campeche Justo Sierra Méndez, escritor y político mexicano, uno de los forjadores del México moderno. Abogado y periodista liberal, luchó al lado de Benito Juárez, aunque después decidió adoptar posiciones más conservadores y durante el porfiriato, fue subsecretario de Instrucción Pública. Apoyó después a Madero, fundó la Universidad Nacional de México en 1910 y representó a México en España.
A Justo Sierra se le debe el establecimiento del primer sistema de educación pública en México, y la reorganización de la Universidad Nacional. Murió en Madrid el 13 de septiembre de 1912. Su cadáver fue traído a México y sepultado con grandes honores públicos. En el primer centenario de su nacimiento la Universidad le declaró Maestro de América y sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres.
La obra de Justo Sierra es una de las más ricas y caudalosas de su tiempo. Registra las manifestaciones espirituales y culturales más significativas de la época de grandes cambios que le tocó vivir. Narraciones, poesías, discursos, doctrinas políticas y educativas, viajes, ensayos críticos e historia, forman el valioso material de la obra de Sierra. La preparatoria número 3 de la UNAM lleva el nombre de Justo Sierra en su honor.
Hoy también recordamos a la valiente Matilde Petra Montoya LaFragua, quien falleció un 26 de enero de 1938, considerada la primer mujer médico en México. El 24 de agosto de 1887 Matilde presentó exitosamente su examen profesional, ante la presencia del general Porfirio Díaz, de su esposa, Carmelita; damas de la sociedad, maestras de primaria, periodistas, amistades y con todos sus detractores pendientes y esperanzados de que no obtuviera su título de doctora. Luego de sobreponerse a las adversidades, se tituló y ejerció su carrera con pasión y ética.